martes, 6 de junio de 2023

Mauricio 1. Dos vuelos y un aeropuerto post-nuclear

Todo comenzo hara tres o cuatro años. Alguien me pregunto, conociendo mis aficiones viajeras, si alguna vez habia visitado Mauricio. La casualidad del asunto es que, aunque efectivamente nunca habia viajado hasta el lugar, yo ya llevaba un par de meses leyendo al respecto de esta curiosa nacion insular en mitad del Oceano Indico e informandome sobre sus parajes y costumbres. Claro que a raiz aquella conversacion con el personaje, que obviamente era un mauriciano emigrado, lo que era simplemente curiosidad y un mediano interes, de pronto se convirtio en obsesion. Y apenas unas pocas semanas despues de aquella distendida chachara sobre un paradisiaco lugar en mitad de ninguna parte, que segun muchos expertos alberga algunas de las playas mas hermosas de todo el planeta, realice mi reserva tanto de vuelos como de alojamiento para darme un garbeo por Mauricio.

La mala suerte procuro que apenas un mes despues de realizar esta reserva, y cuando ya lo tenia practicamente todo a punto para despegar en direccion al hemisferio sur, el viaje tuviera que ser cancelado. Por suerte pude recuperar lo invertido y la cosa simplemente quedo en una intentona de lo que pudo ser y no fue. Pero mirad, el caso es que yo soy bastante cabezon con estas cosas, y basta que alguien me diga que algo no se puede hacer, para que yo ponga mas empeño todavia en el cometido y finalmente, contra viento y marea, consiga mi objetivo de la forma que sea. Asi que aqui estoy, tres años despues de mi primer y fallido intento, dispuesto a que, ahora si, la empresa se lleve a buen termino. O sea, que me voy a Mauricio.

Esta mañana me desperte en Swords, localidad que queda ligeramente al norte de Dublin, la capital de la Republica de Irlanda, y muy cerca del aeropuerto internacional, que es donde voy a subirme al primer vuelo de este largo viaje. No lo dije hasta ahora, pero tampoco me parecio necesario, y es que evidentemente Mauricio esta muy lejos. Y me da igual desde donde me esteis leyendo. Esta lejos de todo. Pero volviendo al viaje, lo cierto es que no me desperte demasiado bien. Circunstancias de la vida han hecho que me haya tirado cinco dias de carallada por estos lares, y ya se sabe que cuando uno viene a Irlanda, lo de pasar la noche bebiendo agua es una pretension absolutamente irrealizable. No es que vaya de resaca, pero vamos, que la acumulacion de excesos se nota y mi caminar lento y pesado por los pasillos del aeropuerto no augura nada bueno.

Eso si, antes de abandonar el pais, y teniendo en cuenta que tengo un par de horitas hasta que mi avion despegue, pues voy a sentarme a tomar una ultima Guinness, que ya se sabe que como aqui no sabe en ninguna parte. Mira, pues parece que hasta me ha medio curado el malestar. Bueno, dejemonos de lamentarnos tanto y vamos a subir a la maquina voladora, que por cierto no va a ofrecer ninguna queja, buen cacharro nos toca para empezar el itinerario. Es mi primera vez con Turkish Airlines. Al respecto de esta aerolinea, lei que a dia de hoy son el numero uno en el tema de menu a bordo. Muy buena comida. Aunque tampoco es lo que mas me interesa. El asunto de la barra libre de alcohol ya es otro cuento. Eso si que le da mas puntuacion en mi baremo personal, aunque hay que decir que a dia de hoy son muchas las compañias de largo recorrido que ofrecen este servicio. Por lo demas, los asientos son comodos y espaciosos, tenemos peliculas, juegos, musica, wi-fi... Vamos, que las cuatro horas que dura el trayecto hasta nuestra escala en Estambul se nos pasan volando, nunca mejor dicho.

Con la tonteria de leer noticias, ver algun que otro documental y jugar al ajedrez contra una maquina a la que es demasiado facil ganar, al final he estado tan entretenido que apenas si me he bebido tres cervecitas. Efes, la pilsner turca por excelencia. Sin ser una maravilla, es mas que bebible. Y desde luego mucho mejor que la otra opcion que habia a bordo, ese extraño orin neerlandes llamado Heineken. El caso es que ya estoy en el aeropuerto de Estambul, con dos horas hasta mi proximo vuelo, que efectivamente ya sera el que me lleve hasta Mauricio, y sin demasiadas cosas que hacer hasta entonces. Es medianoche y mi cuerpo me dice que aun le caben un par mas de cacharros etilicos. Pues vamos a buscar un bar y a amenizarnos un poco mas, que ya voy pillando la directa. Mira que suena facil, ¿verdad?, tomar una cervecita en un aeropuerto. Pues eso, en Estambul, no es tan sencillo. Nada sencillo.

Este puto aeropuerto es como una jodida pelicula post-nuclear. Larguisimos pasillos y pasillos y mas pasillos sin absolutamente nada. Por no haber, no hay ni sillas para sentarse, solo el puto pasillo. Media hora andando. Al principio aun veia gente que iba caminando junto a mi (supongo que buscando lo mismo que yo), pero ahora ya estoy mas solo que la una. Los demas, por lo visto, han acabado hasta los cojones de tanto caminar para no encontrar nada. Al final, despues de casi cuarenta y cinco minutos de un pasillo tras otro, encuentro un unico y solitario bar donde hay cinco borrachos pegando alaridos y bebiendo como autenticos desesperados (no me extraña). El nombre es mas que apropiado, Jackie Bar (bar alcoholico, en escoces). Miro el reloj y me doy cuenta de que he perdido tanto tiempo paseando por los putos pasillos que en diez minutos me toca embarcar. Que le den por culo al bar. Me dirijo a la puerta de embarque y por fin veo humanidad. Una larguisima cola que me hace presagiar que el avion va a ir petado hasta la bandera.

Definitivamente se torcio el viajecito. Si el aeropuerto fue una pesadilla post-nuclear, el avion es un puto corral de cerdos. Un Dreamliner, enorme, pero lleno hasta los topes. No hay ni un solo asiento vacio y hasta me da la sensacion de que hay gente sentada en los pasillos o colgada de los portaequipajes. Que locura. Para mas inri, este cacharro debe de tener ya como veinte años de servicio y esta que se cae a pedazos. El wi-fi no funciona, el monitor para ver peliculas no responde cuando pulsas uno u otro boton, no hay espacio para las piernas, el asiento no se reclina, el cargador del telefono va mas lento que el caballo del malo... Y asi tenemos que estar diez horas, hasta el mediodia, que es cuando llegamos a Mauricio. Me cago en Turkish Airlines.

Pienso que mi unica salvacion es la barra libre, asi que me pido una cerveza y me intento tranquilizar. Tres de la madrugada. ¿Otra chela? No hay manera, hay tanta puta gente que las azafatas estan desbordadas. Ya son las cuatro, nadie me atiende. Voy a intentar dormir. ¿En serio? A ver como me lo monto, porque no me caben las piernas, no me puedo doblar, ni acostar, ni nada. No hay manera. Dan las cinco. Miro al techo, me miro a los pies. Pero las luces de cabina estan apagadas y no veo nada. A traves de la ventanilla todo es oscuridad. Ya son las seis. Por fin aparece una azafata y, en mi desesperacion, le pido un cafe en lugar de una cerveza. Las siete. Amanece y debemos de estar sobrevolando Africa, porque alla abajo lo veo todo marron y verde, pero sin formas definidas. Y despues veo agua. Sera el Indico. Se me cae la cabeza y duermo veinte minutos, o eso creo. Las ocho, las nueve, las diez, las... ¿Llegaremos o seguiremos volando hasta la Antartida?
 
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