martes, 13 de junio de 2023

Mauricio 5. De excursion con Rishi

Se acabo lo de levantarse con la salida del astro rey. Me da la sensacion de que ayer me excedi ligeramente con el chumeo y mi cuerpo estaba bastante abatido. No puedo abrir los ojos hasta las ocho, pero lo cierto es que me encuentro en perfectas condiciones. Nada de resaca y estomago sanisimo. Y esto ultimo no deja de resultar mas que extraño en mi persona. ¿Sera que la comida y la bebida de Mauricio hacen su funcion como medicina natural? ¿O quiza es que en Occidente nos envenenan con tanto jodido quimico y tanta mierda prefabricada? Me da que en esto ultimo hay bastante de verdad. Claro que no todo puede ser tan positivo en lo que a mi cuerpo se refiere. Con el puto calor abrasivo de ayer no he podido evitar quemarme. Como me sucede siempre que viajo a un lugar con mas rayos de sol de los que mi piel puede soportar. Y luego esta el asunto de los mosquitos. He sido completamente devorado y mis piernas, con mas de cincuenta picotazos (me canso de contarlos cuando llego a ese numero), asi lo reflejan con un terrible picor y enrojecimiento.

Mientras bajo las escaleras desde el dormitorio directo a la piscina para refrescarme, veo que ademas la casa hoy esta infestada de hormigas. Las hay por todas partes, hasta el punto de que tengo que andarme con cuidado de no pisarlas o que se me caigan en la cabeza desde el techo. Menudo panorama. En fin, unos largos en la piscina me haran olvidarme de tanto insecto. Y despues, en vista de lo bien que se encuentra mi sistema digestivo, pues toca desayunar en condiciones. Tres huevos fritos y la panceta francesa que compre hace un par de dias me serviran. Esto sienta de maravilla. Y hablando de comida, ¿que hace ese tio paseando por la playa?

Un curioso personaje llama mi atencion. Se trata de un lugareño que camina lentamente por entre la arena cargado con varias redes llenas de marisco colgando de una de sus manos y varios peces enormes de la otra. Rapidamente me acerco a ver que se cuece y el tio, por un mas que modico precio, me ofrece todo tipo de mercancia marina. Ostras, langostinos, calamar, langosta, pescado... Veo que la mayoria de los bichos todavia se mueven, e incluso uno de los peces pega un salto de su mano y se queda retorciendose en la arena. Joder, esto no puede ser mas fresco. Venga, pasame un kilo de langostinos y uno de esos peces enormes. El tio me insiste en que es un "ruby snapper", que por lo que investigo mas tarde es una especie tipica del Indico y del Pacifico que no he probado en mi vida. Pero tiene una pinta cojonuda. El menda me insiste en que mañana tambien va a tener pulpo y varios bichos mas que ni se lo que son. Vale, vale, me lo pensare, pero de momento ya tengo cena para esta noche. Con una navaja cutre que el personaje se saca del bolsillo, me filetea el pez en apenas treinta segundos (con una sola mano porque no suelta las redes del marisco, que habilidad) y finalmente cerramos la transaccion.

Con una cierta alegria tras adquirir tan maravillosas viandas, vuelvo a mi porche y me abro la primera cervecita del dia. El calor comienza a apretar y me da que hoy va a ser mas intenso incluso que en la jornada de ayer. Asi que descarto mi siguiente actividad cotidiana, que suele ser salir a dar un paseo por los alrededores, y decido buscar algun plan alternativo, que de paso sea algo un tanto diferente a lo que he hecho los primeros dias. Pues me pillo un taxi, que me han dicho que aqui son muy baratos y serviciales, y me voy a alguna localidad cercana. Dicho y hecho. El Señor Lacroix, instalado en su garita (para protegerse del sol el muy pillin), con su perenne sonrisa siempre presente, me informa de la parada de taxis mas cercana, que esta a un minuto de paseo. O sea, junto a la tienda para adquirir chelas de emergencia. Que tentacion.

Finalmente abordo un automovil que me brinda la mejor sensacion del dia con el aire acondicionado al maximo, y que me ofrece a un sonriente y corpulento mauriciano al volante. Su nombre es Rishi. El tal Rishi es el chofer mas servicial, amigable y eficiente que uno pueda encontrar en todo el planeta. De camino a Grand Baie, localidad turistica en direccion norte que elijo como destino casi al azar, me hace un repaso a toda la historia, geografia, politica, deportes, flora, fauna y cualquier tipo de tematica en relacion a Mauricio. Estar en este taxi es como tener la wikipedia abierta. Una vez en Grand Baie, informo a mi tan servicial conductor que me voy a dar una vuelta por la localidad y a comer y tomar algunos refrigerios. Y me contesta que no le pague ahora. Me da su numero de telefono e insiste en que en cuanto termine le puedo llamar y en cinco minutos pasa a recogerme. Y que si quiero ir a algun lugar mas tarde, el tambien me lleva. Esta a mi disposicion todo el dia. Y luego veremos que tanta servidumbre sera a cambio de un precio mas que economico. Espectacular.

Grand Baie. Barcos, catamaranes, yates... Aqui se mueve el dolar, o la libra, o el euro, o la rupia mauriciana o lo que sea. Pero desde luego es una de las zonas de mas pasta de todo el pais, sin duda. Los precios de los menus, a coste practicamente europeo, asi lo reflejan tambien. Despues de un paseo por la playa y el puerto deportivo, todo extremadamente pulcro y pijo, me meto en un local con ambiente caribeño a tomarme un cacharro. Viejas repipis (en su mayoria francesas) metiendose cocktails de litro de esos con palmeritas y el frutero entero en la jarra, y negros enjoyados con aspecto de chuloputas paseando en busca de alguna presa. Menudo panorama. Pues yo a lo mio, me pido una cerveza en la barra. El simpatico camarero me pregunta que tamaño quiero y yo por supuesto le respondo que grande. "¿Jirafa?", me pregunta. ¿Me estas insultando o algo? Ah, no, que "jirafa" es un tamaño. Y el tio me muestra una muy apetecible jarra de tres litros. "Aqui tenemos 33cl, 66cl, litro y jirafa, ¿que quiere el señor?" Pues hombre, el rollo safari me atrae bastante, pero teniendo en cuenta que es la segunda del dia y todavia no he llegado ni al almuerzo, me conformare con la de litro. De momento. Y me casco una Gister, marca local que todavia no habia probado y que me resulta absolutamente cojonuda.

Ya con el gaznate bien fresquito, decido alejarme un poco de lo que es el paseo junto a la playa buscando algun sitio mas economico donde poder jalar algo. Y vaya si lo encuentro. En una bocacalle (tampoco tuve que perderme demasiado) aparece un local cutre con cuatro mesas y donde no veo ni un solo blanco entre la clientela. AK Gourmet, asi se llama. Fijo que aqui se mueve el cotarro. Nada mas entrar por la puerta, absolutamente todo el mundo se gira hacia mi. Soy el unico rostro palido. En cualquier caso, un camarero al que no le gusta hablar demasiado rapidamente me ofrece una mesa y me advierte de que aqui solo admiten pago en efectivo. Se debe de pensar que soy un pastoso de un yate o algo asi. Pero este tipo de eventualidad no hace mas que confirmarme que he entrado al lugar adecuado. Mariscada que te crio, tres cervezas (aqui no tienen jirafas, que lastima) y precio irrisorio. Y despues de este festival a ver como puedo caminar. Ah, no, espera, que tengo a Rishi.

Mi servicial chofer me recoge en la misma puerta del restaurant apenas cinco minutos despues de marcar su numero de telefono. Y ya que aun estamos a primera hora de la tarde y necesito estirar las piernas un poco para bajar el festival culinario, ¿que tal si me llevas al Jardin Botanico, que creo que no queda muy lejos de aqui? "Si, señor, por supuesto, señor". Aire acondicionado y en apenas veinte minutos nos plantamos en la puerta de una especie de reserva natural gigantesca que ofrece tours guiados por un precio irrisorio. Y aunque a mi me suele gustar perderme e ir a mi bola, menos mal que acepto el guia, porque pronto me voy a dar cuenta de que sin el menda lo mas facil es que no hubiera salido de semejante selva en tres o cuatro años. Vaya con el jodido Botanico.

El guia, a todo esto, es otro personaje bastante peculiar. Mauriciano pequeñajo, ataviado con salacot y botas de agua y que conoce absolutamente todas las especies de plantas, arboles y animales que van apareciendo ante el pequeño grupo de turistas que estamos realizando el tour. Y ademas el pajaro es todo un cachondo mental. Sus alegatos contra la nanotecnologia, los textiles artificiales y demas desarrollos industriales son de lo mas entusiasta. Pero lo mejor es cuando la toma con una joven mama alemana que realiza la visita al lugar empujando el carrito con su bebe. "Deutschland mama! Deutschland mama!", no para de gritar el tarado para llamar la atencion de la jovencita y mostrarle uno u otro arbol mientras no quita ojo de sus mas que sugerentes curvas.

Despues de hora y media de ver nenufares gigantes, galapagos, familias de patos y todo tipo de flora y fauna de lo mas peculiar, me reencuentro con el siempre fiel Rishi, aparcado a la salida del Botanico, esperando para llevarme a mi proximo destino. Esta bien, amigo, pero por hoy se acabo. En apenas media hora va a anochecer y aun tengo una mision muy importante que realizar antes de apalancarme en el alojamiento, y es comprar cervezas, que creo que mis reservas, despues de la intensa sesion de anoche, estan bajo minimos. Rishi me deja en la misma puerta de la tienda y finalmente saldo mi deuda con el, emplazandole para la siguiente jornada, puesto que la excursion me ha dejado muy buen sabor de boca y con semejante chofer y guia, estoy seguro de que mañana mismo me apetecera darme algun otro garbeo para ver mas localizaciones interesante. Pero ahora vamos a lo que vamos. Hora de beber.

En la tienda de emergencia de las chelas ya me conocen y hasta una joven dependienta me lleva directamente a la seccion del mamoneo, incluso portando mi cesta. La lleno con varias latas, pago y me voy casi a la carrera en direccion a mi tan estimado porche. No es solamente que la sed me este acuciando a base de bien, que ciertamente asi es, sino que de pronto el cielo se ha cerrado y comienzan a caer las primeras gotas de lo que en breve se va a convertir en la enesima tormenta tropical. Llego justo a tiempo de evitar otra tremenda tromba de agua sobre mi persona, pero literalmente, porque apenas pasan veinte segundos desde que entro en la villa y comienza un nuevo diluvio universal. Pues que llamen a Noe, porque a mi ya me la suda completamente. Tengo cervezas y la barbacoa, con el marisco y pescado adquirido por la mañana, me esta esperando.

Noche cerrada y hasta tres tormentas tropicales que pasan, con apenas veinte minutos de calma entre una y otra, para amenizar el final del dia. Desde el porche observo el espectaculo (aunque en realidad se ve bien poco) de palmeras y cocos volando, mientras diferentes cortinas de agua caliente se van sucediendo. Sobre la barbacoa, lentamente, el ruby snapper y los langostinos van tomando la textura adecuada para su deleite gastronomico. Las chelas continuan cayendo por mi gaznate sin solucion de continuidad y pronto el cansancio y el sueño comienzan a apoderarse de mi. Finalmente, y todavia con la lluvia presente en el ambiente, decido retirarme a eso de las once y tomar la posicion horizontal. Ha sido un dia de lo mas completo, lleno de actividades y personajes, sin duda.

 
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