miércoles, 19 de mayo de 2010

Salvajismo barcelonista

Sé que ya he escrito en más de una ocasión sobre este tema pero, aun a riesgo de ser reiterativo, voy a seguir haciéndolo porque esto es una santa vergüenza. El fútbol, sí, como muchas veces he comentado el opio ideal para este pueblo, el español, ya de por sí bastante idiotizado con grandes marranos, belenes estébanes, manipulaciones desinformativas y demás sandeces mediáticas. Pero el deporte rey se lleva la palma. Y no tengo nada en contra del fútbol, cuidado, es más, incluso me puedo considerar aficionado a este juego, pero una cosa es ir a echar una pachanga con los amigos o ver un partido por simple distracción y otra cosa es hacer de semejante mamarrachada el centro de tu vida, incluso por encima de tu trabajo, tu situación económica o incluso el más básico de los instintos, comer. Es por esta razón que no puedo entender los forofismos, la violencia, la imbecilidad del que se gasta doscientos euros en una entrada cuando no tiene ni para un chusco de pan o lo peor de todo, mezclar las ideas políticas con el deporte, algo deleznable y de lo que sólo son capaces un puñado de imbéciles profundos. Así de claro.

Y aquí vamos a lo acontecido el domingo, sí, campeón de Liga el Barcelona, pues muy bien, no, no lo pienso felicitar, porque ganar de forma ilegítima por el dictado del régimen y de su subpresidente anormal no tiene ningún mérito. Que sí, que jugarán muy bien y tendrán muy buenos jugadores y lo que quieras, pero en el momento en que alguna ayuda beneficie a alguien de forma intencionada para mí eso ya, directamente, huele a podrido. Pero no voy a eso, sino, por ejemplo, a lo acontecido en los "festejos" de la victoria azulgrana. Empezaré por lo que pilla más lejos y, a mi modo de ver, sin ningún sentido. Provocadores (que no aficionados) barcelonistas inundando la Cibeles en pleno Madrid. Y ustedes dirán ¿eing?, sí, eso mismo digo yo pero así fue. ¿Qué hacían estos idiotas celebrando lo conseguido por el Barcelona en el lugar de celebración madridista? Pues provocar, sembrar odio y buscar gresca, sin más. Y luego, ay, pobrecitos porque unos madrileños cabrones nos han tocado la cara, lo raro es que no os colgaran por las pelotas. No, no os lo deseo (bueno, si votáis al PSOE sí), pero cuando uno se va a la Cibeles a desplegar banderas del Barcelona y a INSULTAR, ESCUPIR Y HACER CORTES DE MANGA a todos los coches que pasan por allí delante, pues os puede pasar esto, majetes.

Y aunque, afortunadamente, la cosa no pasó a mayores, pues no deja de ser una chulería y una provocación que sobra, y más estando como está el país. Aunque mucho más grave es lo que pasó en Canaletas, en Barcelona, donde los energúmenos habituales que parece ser siempre se congregan en torno al mismo equipo de mierda, se dedicaron a destrozar mobiliario urbano, arrasar todo lo que encontraban a su paso e incluso preder fuegos en mitad de las Ramblas para demostrar de esta civilizada manera que ellos eran los campeones de los campeonísimos, o más bien los hijos de puta más hijos de puta que uno se pueda encontrar. Junto a esta colección de actos delictivos y violentos, una vez más (ya comentamos alguna agresión anterior en este mismo blog) intentos de linchamiento a los periodistas deportivos de Intereconomía. Y aclaro bien, deportivos, gente a la que ni le va ni le viene la política pero como estos imbéciles desquiciados no distinguen un lápiz de un búfalo, pues lanzamiento de objetos, insultos e incluso una bengala que llegó a alcanzar a una de las operarias de la cadena de televisión que, y gracias a Dios, no se doblega ante la manipulación monclovita. Suponemos que esta es la España que quiere ZP, la del enfrentamiento y la "tensión". Pues nada, majo, ahí te la comas con patatas porque yo paso de vivir en un sitio así, que habéis creado vosotros, putos nazisociatas intolerantes, sólo para el regodeo de vuestras jodidas y enfermas mentes. Y nada, que el Barcelona gane más títulos, a ver si en las próximas celebraciones ya directamente tenemos muertos, que se ve que es lo que os mola, hijos de puta.
 
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