Si a las siete de la mañana te subes al metro en Moorfleet, por poner una parada al azar, pues sí, te encuentras una pandilla de negros que, eso no cambia en ningún lugar, hablan a gritos para molestia del calmado pueblo alemán. Pero qué cambio en el aspecto y lugar de destino de estos morenos a los que circulan por el país de la idiotez zetaparil. Tipos perfectamente arreglados y aseados, vestidos como personas y no como monos, que se dirigen a su puesto de trabajo, puesto que a eso han ido al país, a ayudar a los autóctonos a base de sudor y trabajo. Ni a delinquir, ni a vivir de ayudas y subsidios, ni a mendigar por las calles, a trabajar e integrarse. Y todos estos morenos, y mira que es jodido el idioma, hablan un perfecto alemán. ¿Y saben ustedes por qué? Porque en el país de la "subnormal" Merkel el que no pasa un examen de idioma y cultura no entra, y el que no trabaja, delinque y mendiga es expulsado con las peores consecuencias. No se admite basura. Eso es un país como debe de ser y no el estercolero infecto en que se ha convertido España por la giliprogreidiotez de un puñado de imbéciles y anormales.
A todo esto, en una semana no he visto un solo sudaka, y eso que Hamburgo es una ciudad de cinco millones de habitantes y bien que la he recorrido arriba y abajo. Miento, sí que encontré a una colombiana en el aeropuerto, una señora de cuarenta y pico años que era ingeniero agrónomo. Vamos, igualito que en España, ¿verdad amigos? Aunque no es raro que no haya sudakas en Alemania, esta sub-raza es tan vaga que con tal de no aprender un idioma, prefieren quedarse a hacer de las suyas por el estercolero zetaparil, y como en casa oiga, que esto de estar rodeados de mierda y putrefacción les va como anillo al dedo. Si ya me lo decía esta colombiana del aeropuerto, "yo no pienso ir nunca a vivir a España porque ustedes están recogiendo a todos los delincuentes y gentuza de mi país". Pues más razón que una santa, señora, y añadiría yo, de su país y de todo el resto del planeta. Vamos, que si eres un hijo de puta asesino, violador, ladrón, estafador y sinvergüenza, vente a España, amigo, aquí estarás en tu salsa, podrás dar rienda suelta a todos tus más bajos instintos y encima, como somos tan guays, hasta puede que te paguemos por ello. Pues nada, coño, que siga la fiesta, votemos PSOE.