miércoles, 12 de agosto de 2009

El tiroteo de Pittsburgh

No me podía resistir a comentar esta noticia, aunque sucedió hace unos cuantos días, pero es que me corro de gusto cada vez que la releo o recuerdo, qué bueno. Nos ubicamos en la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos. El lugar de los hechos, el gimnasio L.A. Fitness Center. Nuestro héroe, George Sodini, hombre blanco (algo que les encanta destacar a los medios progres, viva la igualdad según el color de la piel) de 48 años, socio del centro y ataviado con ropa deportiva, portando una bolsa de gimnasia. El tipo había estado merodeando todo el día por los alrededores e incluso un par de veces entró en el gimnasio, simplemente se dio unas vueltas por todas las estancias del local y volvió a salir. Pero al caer la noche al amigo Sodini se le iluminó definitivamente la cabeza, acudiendo por tercera vez al centro deportivo en cuestión decidido a acabar de una puta vez con todos sus fantasmas. Y así pasó lo que pasó.

Sodini entró en el local, se dirigió a una estancia donde se estaba impartiendo una clase de baile de salsa (hecho que me pone especialmente cachondo), apagó las luces, para que el asunto fuera más macabro si cabe, y se lió a tiros con todo aquello que se movía en la oscuridad. Las armas las había llevado todo el día ocultas en la mochila mientras entraba y salía del local, pero nadie se dio cuenta. Cincuenta disparos en la oscuridad sobre un total de 22 alumnas de la susodicha clase de salsa. A pesar de que tanto conocidos del agresor como la propia policía comentaran que Sodini odiaba fervientemente al sexo femenino, nadie ha podido afirmar que algo más allá de la casualidad hiciera que entre las asistentes a la clasecita de marras no hubiera ningún hombre. Es más, y añado yo, es que sólo a las zorras gilipuertas les puede gustar esa puta mierda de música. Tras la matanza, la policía encontró una nota en la bolsa de Sodini, en la cual comentaba que esperaba morir durante el tiroteo. Sí, evidentemente, nuestro amigo, tras acribillar a las alumnitas, se suicidó. Resultado final de todo esto, cuatro mujeres muertas y quince heridas, casi hace pleno el colega.

Ahora la historia narrada según los agilipollados, manipulados, lameculos y patéticos medios desinformativos psoísticos nazisociatas. Titular: un hombre comete violencia machista en Estados Unidos. (¡Toma ya, la primera en la frente!) Desarrollo: un perturbado mental de RAZA BLANCA entra en un gimnasio buscando a su ex-mujer que en ese momento estaba haciendo aerobic (ya no baila salsa) y tras apagar la luz se lía a tiros con todas las mujeres de la clase porque odia al sexo femenino (¿si apagó la luz cómo cojones sabía que todo eran mujeres?). Después de que cuatro pobres mujeres cayeran abatidas, la ex-esposa salió del local gritando "¡quiere matarme!" El hombre, como tantos otros maltratadores machistas, acabó suicidándose. La policía comenta que este despreciable ser odiaba a todas las mujeres, a las que culpaba del fracaso de su matrimonio con su ex-mujer a la cual maltrataba a diario. Era incapaz de mantener relaciones sexuales debido a su impotencia (¿y su mujer cuándo se dio cuenta de eso, después de diez años de malos tratos?)... En fin, como veis, ex-mujer que en la noticia real no existe, malos tratos inventados, impotencia, por supuesto, como Franco, que no se me olvide, y eso que tuvo descendencia. Y por supuesto para dar el bombo que a todo nazisociata enfermizo le mola, ese binomio mágico que tantas vidas continúa destrozando, "violencia machista". Pero qué hijos de la gran puta...
 
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