lunes, 28 de junio de 2010

Cuestión de multiculturalidad

Llegaba ayer a casa a última hora de la tarde caminando por calles poco recomendables, aunque ciertamente lo que no es recomendable ya es salir a la calle en esta ciudad. O te mete un furgazo un sudaka pasado de vueltas, o te lías a leches con un moreno que te quiere dar por culo, o te multan por ir andando por el trozo de acera que no corresponde. En fin, que mejor me quedo en casa hasta el final de los tiempos o hasta que Zetahijodeputa me la expropie por ser un facha o algo parecido. Bueno, a lo que iba, que yo iba tan tranquilo (o no tanto) paseando por la calle cuando comienzo a escuchar extrañas cantinelas y alaridos en la distancia. A medida que avanzo el ruido se me asemeja a cantos selváticos en plan exorcismo vudú. Al fin llego al origen de tan extraña alucinación, qué cojones, es real. Una planta baja al final de la calle me ofrece a través de sus cristales una visión más que aterradora. Un grupo de unos ocho o diez morenos con una especie de cazuela caníbal en el medio de la sala cantando y rezando como si fuesen a comerse a algún ser humano. Me sacudo la cabeza como no queriendo creerlo, pero de qué cojones me extraño, ésta es la nueva España de la multiculturalidad de Zetatonto, de la alianza de mierdalizaciones caníbales, y si de paso le pegan fuego a toda la finca qué le vamos a hacer, son sus costumbres.

Extrañas costumbres, en cualquier caso, también las de los amerindios salvajes que cada día más nos invaden, insultan y denigran con sus actitudes sacadas de mitad del Amazonas o sitios quizá mucho peores. Pero no se puede pedir más de tipos que son mezcla de monos y delincuentes españoles del siglo XVI. Sobre el tema de Castelldefells y los sudakas chafados no voy a comentar mucho porque supongo que ya estaréis todos al tanto. Simplemente os recomendaré el post que ha escrito hoy el blog amigo de Iskander, yo no podría explicarlo mejor. Es lo de siempre, se pasan por el forro la civilización, no saben leer las señales o les da igual porque son así de chulos, y luego a montar la llorera en plan culebrón de mierda porque un tren se ha llevado por delante a unos hijos de mona. Lo más grave es que por culpa de esta basura tenga que morir algún español que no hacía más que su triste trabajo (que tal y como está el país ya es). Y ahora suponemos que el mierdaejecutivo que tenemos, como siempre, por el qué dirán, soltará cuartos, indemnizaciones millonarias que a todos nos roban de nuestros bolsillos para estas escorias humanas que si quieren jugar a esquivar trenes mejor lo hacen en su país. Allí si se les llevan por delante los cadáveres se quedan a expensas de los buitres hasta el año que viene. Qué pena que aquí no hagamos lo mismo con semejantes mierdas.

Tampoco se puede pedir mucho más. Realmente estos seres se comportan igual o peor en sus países de origen, lo malo es que aquí encima les hacemos caso y nos compadecemos de ellos. La gilipollez del populacho español, ya sabéis, estoy cansado de comentarlo. Me traslado a Chile, su selección de fútbol se clasifica para octavos de final del Mundial (ya ves tú), más de cien detenidos por disturbios y unas cuantas decenas de personas al hospital por agresiones, navajazos, ¡tiros! Bueno, sí, cuando ganó la Liga el Barcelona pasó algo parecido, con hostias a periodistas deportivos incluidas, pero bueno, entre personas normales, no cagalanes radicales hijos de puta, no suele ser algo normal en este país. De hecho el mismo día España se clasificó para la misma ronda que Chile, encima ganando, y aquí nadie dijo ni mu. Bueno, también puede ser que estemos ya tan hasta los cojones de la destroza que Zetamierda y los suyos están haciendo con este país que no tengamos ni ganas de celebrar éxitos futboleros. Coño, que me desvío del tema, que son unos salvajes y punto. Y lo peor es que como somos el estercolero del planeta aquí tenemos que aguantarlos sí o sí a riesgo de tener un "tufillo xenófobo". Pues entonces yo, que escribo estas cosas tan crudas y reales como la vida misma, debo de ser un racista de carallo. Pues mira, por lo menos no soy GILIPOLLAS. Que tengan un buen día, señores.
 
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