A mí casi que ya me da igual, aunque como ser humano racional que soy no puedo evitar indignarme ante las atrocidades de estos elementos psoístas progretas de mierda. Y me la suda porque ya he decidido suicidarme bebiendo. Sí, con esto del aumento del IVA es una putada porque las botellas de whisky me van a subir una buena leña, pero mientras no me pongan un impuesto revolucionario sobre el alcohol casi que me doy con un canto en los dientes. Aunque mejor no hablo muy alto que estos nazis intolerantes desgubernamentales son capaces, no sólo de enchufar el susodicho impuesto, sino incluso hasta de prohibir el chumeo igual que están haciendo con el tabaco. O sea, te joden la vida, te llevan al límite de la desesperación, te conducen a tu propio suicidio y luego, encima, te quitan las herramientas para que lo lleves a cabo. No, oiga, queremos que usted viva jodido, es lo que más nos gusta, como somos unos tarados que entendemos el sexo heterosexual como un maltrato y denigración a la mujer, nos corremos de gusta jodiéndole la vida a usted. Y si le parece mal, se jode, fascista de mierda.
Esta pasada noche he dormido fatal, es lo que tiene saber que Zetaparo sigue en la poltrona. Pero entre paseo y paseo en vela e intentando roncar aunque fueran un par de horas, he tenido sueños de lo más extraño. Me quedo con uno en que veo a Jaleel White (el actor que interpretaba a Steve Urkel) salir a escondidas de una especie de feria de celebridades por un hueco que deja la verja metálica que rodea el evento. Como soy el único que va por ahí pirulando sin rumbo determinado, entablo conversación con el menda y acabamos mamando en un bar. No es normal que yo acabe departiendo en una barra con un moreno, y no es por racismo, progres de mierda, es que experiencias pasadas me dicen que los tipos negros en cuanto toman la segunda copa son auténticos monos escandalosos. El tipo me habla de cuestiones profesionales varias que ni me van ni me vienen, pero el tema final es Obama, el timador medionegro. Y como tal lo pinta, como un encantador de serpientes, una mente de blanco capitalista de lo más desagradable envuelta en un cuerpo que no acaba de estar tiznado del todo. "La idiotez del populacho estadounidense", me dice Jaleel. Y yo pienso: "pues anda que el populacho español..."