viernes, 4 de junio de 2010

La historia de "el chino"

Hoy quisiera contaros a todos la historia de "el chino". Aunque no le conocí en el comedor social, bien pudiera haber sido un miembro de aquellas maravillosas mesas de defenestrados por el actual régimen dictatorial nazisociata. Por cierto, ¿qué habrá sido del ruso, de Tomás, de Borrás y de todos aquellos viejos amigos? Seguramente estarán muertos, el mismo destino que me espera a mí y a todos los que nos hemos puesto contra este régimen del absurdo y la locura que ha acabado por destrozar nuestras vidas y existencias, literalmente.

Pero vamos a lo que iba, "el chino" es estadounidense de nacimiento, de padre chino y madre española. También posee la nacionalidad británica tras residir muchos años en el Reino Unido, toda una mezcolanza, vamos. Nuestro amigo siempre ha sido un tío de clase media alta, dominando un buen puñado de idiomas a la perfección y adorado por todas las empresas en las que ha trabajado por su eficacia y versatilidad. Entre sus hobbies más destacados la música, ocupando sus ratos libres como guitarrista (de mucha calidad) en orquestas y formaciones musicales varias.

En el año 2000 el chino se trasladaba a vivir a Hong Kong por motivos profesionales, sueldo astronómico y vida tranquila, volviendo por primera vez en su vida a sus orígenes paternos, ya que jamás había residido en el gigante asiático. Allí conoció a una mujer de cuyo nombre no nos vamos a acordar, española de nacimiento y que rápidamente congenió con el chino, que siempre había sentido gran amor por la tierra de su madre. Matrimonio en marcha, hijos y pimpampum, todo muy normal y bonito hasta que en 2005 la pájara en cuestión comenzó a taladrar al chino con la posibilidad de ir a vivir a España. Se vivía muy bien, era un país que estaba de moda, volverían a sus orígenes, todo muy moderno, muy "progre", uy, mal rollo. A estas alturas la madre del chino, ya viuda, vivía en España, así que al hombre no le pareció mala idea del todo agradar a su esposa y de paso poder pasar tiempo con alguien de su familia, dado que sus hermanos residían todos en el Reino Unido y tampoco los veía hacía bastante tiempo. De todas formas, tener que dejar su fantástica vida laboral en una compañía que lo trataba a cuerpo de rey tampoco le hacía mucha gracia, pero el chino era un tío preparado y en cualquier parte del mundo un currículum profesional como el suyo sería digno de ser rifado entre las empresas más altas y solventes.

Y así fue como en 2006 el chino, su mujer y sus ya dos retoños aterrizaron en la España del bastardo ZP. El trabajo no acababa de llegar, pero con los ahorros que había en la cuenta familiar tampoco era mucho problema, así que el chino aprovechó para profundizar aún más en su afición musical. Hasta que un día la señora de la casa desapareció, y en su lugar, al abrirse la puerta, apareció la policía llevándose al chino al calabozo acusado de malos tratos. Falsa denuncia, sí, pero comenzaba una demanda de divorcio que la señora llevaba tramando hacía muchos años con el único objetivo de arrebatarle al chino todo cuanto tenía. Desde luego idiota la tía no era, sabía cuál era el único país donde podría conseguir sus objetivos a base de contar mentiras por las que luego no le pedirían cuentas. Sabía cuál era el único desgobierno anormal que trataba a los hombres como mierda por el único y simple hecho de ser de sexo masculino. Sabía que iba a hacerse absolutamente con todas las propiedades del chino y nadie le iba a pedir explicaciones por nada.

El chino quedó en la ruina, perdió casa, coche, hijos, cuenta bancaria y hasta sus doce guitarras. Todo lo que había cosechado a lo largo de su vida con su brillante mente y su gran esfuerzo había volado de un plumazo, su zorra mujer y un desgobierno de lunáticos feminazis le habían destrozado la vida sin comerlo ni beberlo. Pero era hombre y estaba en España, suficiente pecado. Ahora entendía el chino la insistencia de su esposa en venir a este lugar, ahora comprendía el largo tiempo que ella venía tramando toda esta barbarie inhumana. Ahora el chino se daba cuenta de qué tipo de bastardos hijos de puta eran los desgobernantes nazisociatas que anidaban en la poltrona española.

Conocí al chino hace apenas unas semanas. Supongo que le alivió saber la cantidad de gente que hemos pasado por su misma situación. A pesar de sentirse español como el que más (habla también nuestro idioma a la perfección), sigue sin comprender cómo hemos permitido que un desgobierno con semejante perturbación mental haya conseguido llegar hasta el poder. Yo tampoco lo entiendo, ciertamente. Actualmente el chino vive en casa de su anciana madre, no le queda otra, lo ha perdido todo. De vez en cuando, las pocas veces que una crisis zetaparil como la actual se lo permite, trabaja dando clases particulares de idiomas. Apenas si puede subsistir. Mientras tanto su ex-señora zorra vive a cuerpo de rey en otra ciudad, en la lujosa vivienda y con los ahorros que robó literalmente a su ex-marido. Suponemos que en las próximas elecciones votará al PSOE, es lo que tiene ser tan HIJA DE PUTA.
 
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