Florin es un rumano que apenas hace unos meses llegó a España junto a su esposa. A los tres días tenía casa y trabajo, es lo que tiene ser extranjero en este país de locos. Pero bueno, al fin y al cabo este chaval parece ser un tipo esforzado y trabajador y, aunque esto no sea excusa para tener preferencia sobre un autóctono, siempre es mejor que se dé un empleo a gente así que a amerindios delincuentes o negros violadores. La mujer de Florin suele bajar todos los días al bar en cuestión a hacerse un cafelito a media mañana, de paso se relaciona con el vecindario y aprende un idioma español que por el momento se le resiste bastante. En uno de sus últimos intentos por relacionarse y establecer una conversación con la dueña del establecimiento, soltó la bastante mal construida frase "Florin yo pega mucho". ¡La leche!, Florin es su marido y aparece por ahí el verbo "pegar". ¡Maltratador, hijo de puta, denuncia, al talego, a por él! Y ahí está que la propietaria del establecimiento a la que ni le va ni le viene lo que pase en la casa de este matrimonio, se acerca a la comisaria más cercana a denunciar al rumano en cuestión.
Pues bien, tras el correspondiente y vejatorio arresto, sus noches en el calabozo y un interrogatorio digno de la Gestapo, se pasa el expediente al juzgado para la correspondiente vista y la orden de alejamiento, multa, talego o lo que se tercie. Cuando, intérprete de por medio, se toma declaración a la esposa de Florin, ésta no tiene ni idea de lo que está sucediendo, e intentando aclarar su frase en el bar, finalmente se resuelve que lo que ella quiso decir es que discutía a menudo con su marido, parece ser, y esto es lo de menos, porque ella quería volver a Rumanía y él no. Ésta es la paranoia y la comedura de tarro a la que han sometido a los ciudadanos de a pie, que ya directamente por cualquier chorrada acontecida en una familia completamente ajena, se puede denunciar y entalegar a alguien. Por cierto, mala solución va a encontrar Florin a todo este embrollo, porque a pesar de demostrarse que no ha habido ni malos tratos ni nada que se le parezca, y pese a los intentos de su esposa por quitar la denuncia, el proceso sigue adelante y ya sabemos cuál es el veredicto en todos estos juicios, haya pruebas o no, sea culpable o no. ¿Eres hombre? Al talego, majo. Y viva Zetaparo el jodevidas y sus lunáticos secuaces. Hijos de puta.