Hay quien dice que las opiniones del vikingo macabro son sumamente duras, algunas incluso inhumanas, hay quien piensa que todo es porque estoy resentido con la humanidad y que he sobrepasado el límite tolerable de hinchamiento de cojones. Me parece una buena crítica, aceptable, siempre que se razone, por supuesto. Lo que no me vale es que se me insulte y se me diga "facha" o cualquier otra giliflautez progre sin dar una sola razón de por qué tal o por qué cual. Tampoco me valen las agresiones injustificadas simplemente porque no pienso igual que tú, tú o tú. Y de eso sé bastante, creedme. Os puedo asegurar que si hay algo más alejado de la idea que algunos tienen de la palabra "facha", yo la represento, pero bueno, qué más da, con borregos e imbéciles poco se puede razonar. Recientemente alguien me calificó como sociópata, agorafóbico, esquizofrénico y paranoico. Lejos de compartir esta visión y a mis hechos vitales me puedo remitir, escuché con atención las explicaciones que este personaje daba para tildar mi existencia con estos cuatro vocablos. Oye, casi me convence, es lo que tiene sentarse a razonar con alguien que sabe de lo que habla y cómo lo habla, es lo que tiene ser personas normales que se entienden unas con otras, es lo que tiene no ser un borrego simpatizante psoísta.
Definitivamente tengo un buen puñado de buenos amigos, no debo de ser tan sociópata. Ni tengo doble personalidad ni estoy obsesionado con nada, bueno quizá sí, con asesinar a Zetaparo, pero si por eso fuera, creo que muchos seríamos unos paranoicos. Y en definitiva, combato mi supuesta agorafobia saliendo bastante de casa, aunque quizá no debería, me evitaría que me pudieran atracar, rajar o pegar una paliza. Ayer salí a tomarme dos cervezas por el barrio. Estoy hasta los cojones de los típicos camareros entrometidos. No va el gilipollas y, mientras yo hablaba con un anciano sobre las diferencias entre otros países de la Unión Europea y España, me suelta que no es correcto decir España, sino que hay que referirse al "Estado español". Como no tenía ganas de discutir con un maleducado que, aparte de decir idioteces, no sabe respetar una conversación privada, simplemente le dije que le podía llamar como le saliera del forro de los cojones, pero eso no iba a hacer que, por el designio del lunático iluminado monclovita y sus jodidos secuaces nacionalsocialistas, ESPAÑA no se siguiera yendo al carajo.