viernes, 29 de enero de 2010

Leyendo la crónica de sucesos

Me gusta leer la crónica de sucesos. Sí, debo de ser un tipo muy macabro o morboso pero lo cierto es que es la sección del periódico que más me interesa. La noticia estúpida del día se produce en Málaga, una joven de 19 años, cansada de vivir, decide terminar con todo. No me sorprende lo más mínimo, con Zetaparo en el poder son muchos los que tenemos ganas de volarnos la tapa de los sesos y acabar con esta mierda. Es lo que hay, desesperación, ruina y vidas destrozadas por doquier. Y digo bien, pegarnos un tiro, no como la niña esta que prefiere lanzarse desde un octavo piso a la calle. Si vas a saltar lo menos que puedes hacer es, antes de pegar el bote, echar un vistazo a la calle, no vaya a ser que le caigas encima a alguien. En fin, que la pava se tira, cae encima de una anciana de 80 años y se la carga. Para más inri, la suicida sobrevive y ahora, aunque todavía en el hospital, se enfrenta a un juicio en que será acusada de homicidio. A ver si me hacéis caso, que hasta para suicidarse hace falta tener estilo, que no se puede hacer a tontas y locas.

Si bien cuando uno lee cosas así no puede evitar partirse el culo, aunque lo siento de veras por la anciana, hay otras noticias que no me hacen tanta gracia, vamos, ni puta gracia. Una asistente colombiana de 29 años golpea hasta la muerte al anciano que cuidaba en Valencia. El móvil del asesinato simplemente robar todos los objetos de valor de la vivienda. A esto sí que no hay derecho, que por la gilipuertez mental de cuatro progretas hijos de puta nos tengamos que estar tragando las salvajadas de estos SUDAKAS DE MIERDA, y lo escribo bien grande y claro para que el que me quiera llamar racista lo haga, SUDAKAS DE MIERDA. Porque una escoria humana que lleva a cabo este tipo de acciones no merece otro calificativo. Pues sí, seré racista y todo lo que queráis putos progretas malnacidos, pero yo ya estoy hasta los cojones del comportamiento de estas putas alimañas. Si no saben estar en medio de un país civilizado o que se vuelvan a su selva o les pegamos cuatro tiros, pero aquí no queremos mierda. Y a los mierdas que permiten que venga la mierda tampoco los queremos. Zetaparo hijo de puta. Y Ramoncín también, hijo de puta, que hace mucho que no lo digo.

En fin, que el país se nos cae a pedazos. Una cabeza racional no puede explicarse cómo todavía hay millones y millones de subnormales, y digo bien, SUBNORMALES, pero además profundos, que todavía prestan su voto y su apoyo a las chaladuras y la incompetencia del iluminado Zetaparo. ¿Os hace mucha puta gracia, verdad? La delincuencia creciendo en un 70%, el paro subiendo en millones y millones de personas, ruina, hambruna, miseria, un sistema educativo de mierda más preocupado en adoctrinar que en enseñar, unos precios de consumo que son los más altos de todo el planeta, una justicia que se preocupa más por entalegar a hombres inocentes que por condenar a peligrosos violadores y asesinos. En fin, el delirio más absoluto, un surrealismo difícil de imaginar para el que nos ve desde fuera. Aunque ciertamente a nadie le interesa ya vernos, somos los apestados de Europa, todo el continente pidiendo a este desgobierno de imbéciles que arregle el país y éstos, con su chulería, prepotencia y gilipollez extrema, plantando cara y sacando pecho orgullosos de la destroza y las tropelías que están cometiendo. ¿Y el populacho, la ciudadanía? Pues todos cruzados de brazos, mientras haya fútbol...
 
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