miércoles, 25 de junio de 2008

Viaje irreal

Su cuerpo estaba parado y con la vista fija en un punto del infinito que sólo él sabía localizar. A simple vista aquella postura no tenía sentido alguno, y en circunstancias normales no lo hubiera tenido, pero algo extraño sucedía, especialmente en su interior, en su retorcida mente. Sus revueltos pensamientos parecían haberse declarado la guerra los unos a los otros, y ante tal batalla, él había resuelto buscar un refugio alucinógeno que le sacara de allí aunque sólo fuera momentáneamente. Así que resolvió cerrar los ojos y dejarse caer por un curioso mundo de psicodelia y alucinaciones prácticamente imposible de describir.

Comenzó a sentir una caída vertiginosa por un vacío completamente oscuro, que parecía no tener fondo. Aquella caída se prolongaba, y la oscuridad no quería despejarse en ningún momento, no se podía ver absolutamente nada salvo aquel color negro que le rodeaba. De pronto se realentizó la caída y comenzó a sentirse flotar. La oscuridad seguía siendo plena, pero aquel aire que se empezaba a respirar era distinto, como más denso, un aire que circulaba por sus pulmones a bocanadas. La sensación era de descanso, un profundo relajamiento que liberaba cualquier tensión que en aquel momento pudiera aparecer. Pero una fuerte luz le vino a introducir en una nueva etapa de aquel extraño viaje irreal a través de la nada.

Un impresionante resplandor blanco penetró por sus pupilas de forma avasalladora hasta cegar su visión por completo. Era como si su mente se viera de pronto atravesada por millones de rayos luminosos que vinieran a castigarle. Pero poco a poco fue recuperando la visión, hasta encontrarse sobre una inmensa roca, la cual estaba situada en lo más alto de una altísima montaña. Desde allí lo podía ver prácticamente todo, su pasado, su presente, sus recuerdos, incluso confusas escenas de su futuro. Todo aquel embrollo aparecía a sus pies, como intentando rodearle, invadiendo aquella roca que poco a poco iba encogiendo devorada por todas las taladrantes imágenes.

La roca desapareció, y una esfera de escenas de todo tipo le rodeaba, amenazando abalanzarse sobre él. Entonces una sublime explosión acabó con aquellas paranoias, un nuevo resplandor asaltó sus dañados ojos y de nuevo la oscuridad comenzó a rodar por aquel vacío imaginario. De pronto comenzaron a surgir infinitos puntos blancos que crecían y crecían, y que al ir tomando forma se convertían en escenas de civilizaciones desconocidas, inauditas. Ciudades y construcciones completamente increíbles e impensables aparecían ante su vista, y él no sólo asimilaba toda aquella información, sino que parecía incluso introducirse en aquel conglomerado de lugares.

Su cerebro seguía recogiendo todos aquellos conocimientos, el saber se desparramaba por todas partes, incluso se perdía en el infinito. Su mente se abrió, sus ojos se cerraron, y se dejó llevar completamente hacia un viaje del que posiblemente no volvería jamás. Tras una larga inconsciencia producida por aquel exceso de locura, su cuerpo físico volvió a abrir aquellos ojos que durante unas horas habían permanecido cerrados. Toda aquella experiencia continuaba en su mente, pero la normalidad había retornado en torno a él. Resignado, y nuevamente con sus tristes pensamientos a cuestas, comenzó a caminar en dirección a ninguna parte...
 
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