
Y ya no sólo hablamos de los curreles de la calle, esos que dice el subnormal del Piolín Blanco que tanto les apoyan, sino también incluso de algunos de nuestros mejores deportistas. Es el caso del golfista Gonzalo Fernández, que aprovechando el seguimiento que la cámara le hacía en un trofeo francés, lanzó un mensajito para el imbécil integral que a día de hoy invade la poltrona monclovita. "Nos vas a dejar en pelotas a todos", afirmaba Gonzalo, inmortalizado en el correspondiente vídeo. Pero sin duda el ataque más interesante y a la vez sorprendente hacia el hijo de puta iluminado llega desde la cadena de la telebasura por excelencia, Telecinco, y su nuevo programa G-20. Yo sinceramente no conocía al tal Risto Mejide, presentador de este espacio (bastante aberrante, dicho sea de paso), pero tengo que reconocer las pelotas que tiene el tío en un país donde los medios y sus títeres están enteramente al servicio de las hordas nazisociatas. Este vídeo contiene una definición más que acertada del sinvergüenza que nos desgobierna, y tan sólo es una muestra de las muchas que el amigo Risto nos ofrece dentro de sus macabros monólogos.
No quiero terminar el post de hoy sin referirme al desmadre judicial que continúa asolando España y contra el que nos cruzamos de brazos a pesar de ser una de las mayores desvergüenzas de la historia de este país. Ya hablé hace días de la manipulación patética y asquerosa del caso Palomino, donde se tilda de neonazi y se condena a treinta años a un chaval que se defiende de los ataques de veinte tarados antisistema que le iban a abrir en canal. Y cada día nos encontramos con una estocadita más dentro de esta locura de estupideces creada desde la llegada al poder del ejecutivo del memo cabrón. Etarras que se niegan a declarar cuando se les interroga en un juicio y simplemente se suspende la vista y no pasa nada más. Tres cuartos de lo mismo con la moramierda que aparece ante el juez con un burka y no le sale de los ovarios quitarse el puto trapo para que sea identificada ante el tribunal. Y como en este país ya estamos todos imbéciles, por lo visto, no se la acusa de desacato al juez, que sería lo lógico y lo que nos pasaría a nosotros si fuésemos envueltos en una manta a un juicio, sino que se suspende el asunto y se pospone para otro día. ¿Para qué, para seguir viendo el patético espectáculo de esta "nueva" España de las imbecilidades? Nos hemos ido a tomar por culo definitivamente.