jueves, 20 de noviembre de 2008

Descendientes directos del nazismo

Es curioso ver algunos de los aliados que Adolf Hitler tuvo durante la Segunda Guerra Mundial. Aparte de Italia, su más firme amigo dentro de las potencias del Eje, algunos otros países de la zona dieron su apoyo al Führer por una u otra causa. Entre ellos figuran Rumanía y Turquía, un detalle poco conocido pero más que relevante dentro del marco ideológico de la época. No España, que a pesar de la insistencia de muchos libros e historiadores con mierda en las neuronas, jamás estuvo del lado nazi en esta contienda. Es más, podemos decir que una de las claves de la victoria aliada estuvo en el hecho de que Franco no dejara a las tropas alemanas llegar hasta Gibraltar, punto más que fundamental en lo que fue la batalla del Mediterráneo y en las contiendas del norte de África. Incluso está probado que el propio Hitler ordenó la invasión de España en 1942 dada la importancia de este punto estratégico. Curiosamente hay que agradecer a los rusos y al invierno en Stalingrado el que todos los proyectos nazis se retrasaran sobremanera, incluyendo la incursión a través de los Pirineos.

Volvemos al tema de rumanos y turcos, especialmente de estos últimos. Algún chiflado sin demasiado cerebro se ha sacado de la manga el hecho de que los nazis odiaban de forma incivilizada a los musulmanes, cosa harto complicada a tenor de los hechos y las alianzas. Demostrado queda que Turquía era un gran amigo de Alemania, especialmente pensando en una invasión a Rusia dirigida desde el sur, donde la colaboración de este país se hacía más que fundamental. Y ya si nos ponemos a rizar el rizo (aunque no demasiado) vamos a ver que, a pesar de ser en diferentes períodos históricos, tanto el nacionalsocialismo como el Islam han tenido un amargo enemigo común, el pueblo semita. Pero eso ahora tampoco nos interesa mucho porque la verdad es que a nadie a lo largo de la historia de la humanidad le han caído bien los judíos. Ahora es cuando nos plantamos en el siglo XXI y nos encontramos con los típicos imbéciles que sueltan cosas como "los nazis pegan palizas a los moros".

Yo analizaría la frase, porque evidentemente si la cogemos al pie de la letra y literalmente nos encontramos con que es una falsedad histórica más que demostrable. Si la queremos extrapolar a nuestros días nos vamos a encontrar con una dificultad coyuntural. Rigurosamente hablando, los nazis desaparecieron en 1945, con la muerte de Hitler y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ciertamente nadie se imagina hoy en día a ningún tipo vestido con uniforme de las SS, de la Gestapo o de soldado raso alemán por nuestras calles. Y lo demás son gilipuerteces. ¿Dónde están pues los nazis? Analizando en profundidad el término y la ideología política del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler, podemos observar que simplemente la nomenclatura ya nos recuerda a algo. Coño, si en España tenemos un partido más que similar, y en los últimos años hasta tienen a su propio führer que les dirige tanto a ellos como al país entero como en una auténtica dictadura nazi. Y evidentemente, al igual que aquel Partido Nazi de los años 30 en Alemania, es amigo de los musulmanes.

No sé entonces quién pegará palizas a los moros, pero desde luego no son ni nazis, ni los descendientes directos de los nazis, más conocidos como PSOE, puesto que los idolatran. No voy a repetir toda la perorata para los rumanos, pero tres cuartos de lo mismo. Ahora viene cuando mucha gente se preguntará, ¿entonces Zapatero es amigo de Franco igual que Hitler? Desde luego, y a tenor de las circunstancias, no da esa sensación pero ¿acaso Hitler y Franco eran amigos? Como más arriba he comentado, Franco bien que dio por culo a la Alemania nazi con su decisión de no formar parte de las potencias del Eje. ¿Qué se reunieron en Hendaya? Pues hombre, también el primer ministro inglés Chamberlain se reunió con Hitler en 1938 y no me parece a mí que fueran muy coleguillas. Por no mencionar la delicada situación en que quedó la embajada española en Berlín cuando comenzó a dar asilo político a multitud de judíos que se refugiaban en ella intentando escapar de un destino nada alagüeño. Muchos de ellos acabaron siendo acogidos en España y (anécdota curiosa) en varios casos acabaron fundando algunas de las entidades bancarias que actualmente vemos a diario por nuestras calles. Así es la Historia y así hay que contarla, aunque a muchos les guste tergiversar y manipular.
 
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