Lo visto ayer no sabría decir si es indignante, vergonzante, patético o simplemente ridículo. Al tipo no se le ocurre otra cosa que dedicarse a gastar bromitas telefónicas llamando a iglesias y congregaciones religiosas. Parece que en este país está ahora de moda insultar y cachondearse de la susodicha institución, bien por tu tolerancia a todas las religiones, ZP. Seguro que nadie tendría huevos a hacer coñitas con mezquitas e islamistas radicales. El caso es que coincidiendo con el 20N, al cual se le da una coba incomprensible desde posiciones que dicen querer olvidar el franquismo para siempre, el graciosillo del Capulling decide preguntar si se puede organizar una misa para difuntos por un tal Francisco Franco. Hay que ser hijo de puta para jugar con las creencias de la gente, pero más aún para interferir en las misas de difuntos que se puedan llegar a hacer por la muerte de cualquier persona. A ver si a este mamón le hace gracia que le toquen los cojones cuando se muera alguien de su familia, pero es lo que tiene tener el cerebro podrido y ser un malparido de nacimiento, que ya ni respeto a los muertos se tiene.
Yo es que no sé este tipo qué cojones pretendía encontrar con la bromita en cuestión. Después sacaba en antena las llamadas y mientras escuchábamos al sacerdote de turno, el muy hijo de puta ponía caritas de payaso subnormal para gran regocijo de un público imbécil hasta la médula. Al acabar la comunicación, y ante la lógica negativa por parte de los presbíteros ante semejante idiotez, lanzaba un discursito en tono irónico protestando porque la Iglesia no quería celebrar una misa de difuntos por Franco. ¿Pero este tío qué coño se cree que es esto, acaso piensa que todo el mundo está dentro de su anormal circo mediático de hijos de ramera enfermizos? No contento, y no habiendo conseguido su objetivo de relacionar a Franco con la actual Iglesia, en las últimas llamadas directamente pinchaba al cura de turno que le tocaba como interlocutor faltándose con Zapatero y sacándole todos los insultos posibles al religioso en cuestión. ¿Y qué obtuvo? Pues lo mismo, evasivas continuas de gente que no tiene por qué meterse en camisas de once varas. Pero vamos, si tanto interés tiene este cabrón en que alguien por teléfono le diga lo hijo de puta que es el führer pucelano, pues que me llame a mí. O incluso si quiere un día hasta voy a su programa y se lo expongo en directo. ¿O es que los huevos no le llegan a nada más que a esconderse tras un teléfono?