No hay demasiado personal circulando por la calle, es lo que tiene que ciertas ciudades ya se hayan convertido en el colmo de la inseguridad, pasear por ellas es un juego bastante peligroso que nadie ya quiere acometer. Tan sólo veo a un par de gordos descamisados (seguramente parados a punto de cruzar la línea de la indigencia), un sudaka, tres negros en grupito y un tipo a lo lejos al cual no llego a identificar. Es bastante representativo de lo que es a día de hoy este país, inmigrantes que vagan sin rumbo ni faena porque viven a costa del desgobierno, parados y tipos raros. Sólo me falta ver a algún marica, aunque seguramente la mayoría están en casa destrozándose el culo, al fin y al cabo es la moda y no se van a privar. También me falta alguna mujer pseudo-maltratada, pero me da que éstas estarán en algún oscuro lugar autolesionándose o pensando en la historieta a contar en el juzgado más próximo. Me asomo de nuevo y veo a un par de sudakonas cruzando el semáforo en rojo, como animales, ¿para qué van a respetar las señales si en la selva no tienen? Haciendo una cuenta rápida, de nueve personas que he visto, seis eran de fuera, dos españoles y uno por identificar. No es casualidad, es un porcentaje muy cercano a la realidad que nos toca vivir en este país absolutamente invadido y en manos de unos hijos de puta que lejos de poner límite a esto, siguen dando alas y abriendo las puertas a todos los maleantes y sinvergüenzas que anidan a lo largo y ancho del orbe.
Justo debajo de mi ventana hay tres contenedores completamente destrozados. Las bolsas de basura están más fuera que dentro y alrededor no hay más que maderos viejos posiblemente restos de muebles que han pasado a mejor vida. Me fijo mejor y veo unas piernas colgando hacia fuera de un contenedor, coño, es la típica gitana rumana buscando mierda entre la basura. Una imagen muy típica de este país tan desarrollado, vamos, de Champions League. Alrededor de los contenedores hay cristales y vidrios completamente rotos en mil pedazos, algún sudaka chalado ha debido de petar una ventana o algo similar en mitad de su aburrimiento cotidiano. Los coches aparcados cerca no se han librado del vandalismo gratuito, uno tiene un retrovisor colgando y otro el limpiaparabrisas doblado de una forma realmente muy agresiva. Esto no parece obra de sudakas virulentos, más bien diríase que ha sido algún miembro (o miembra) de esta juventud tan inteligente, progre y liberal que gracias a Mierducación para la ciudadanía y otras perlas del mismo calibre se ha apoderado de nuestras calles. Aunque podría seguir un rato más, la verdad es que por hoy ya he tenido bastante de contemplar la triste realidad de España. Voy a cerrar la ventana, beberme una cerveza y cagarme en el hijo de puta de Zetaparo y sus secuaces.