El Reino Unido es otro caso completamente diferente. Con su política commonwealth y sus piratescos negocios a través de todos los mares y océanos habidos y por haber, el paisaje colonial de esta otrora primera potencia mundial nos ofrece la posibilidad de encontrarnos con personajes venidos de todas partes y de ninguna pululando por las calles, por ejemplo, de Londres. Hasta Luis Aragonés lo decía, el león que persigue al gamo, la feroz colonización británica tanto en África como en Asia nos deja a paquistaníes, hindúes, malayos, sudafricanos, nigerianos y otros muchos con amplias facilidades para residir en suelo británico. En cualquier caso, a medida que nos alejamos de grandes núcleos urbanos esta macabra mezcla va desapareciendo siendo prácticamente nula cuando alcanzamos zonas rurales de algunas áreas concretas del país. Aquí la integración es, si cabe, más difícil que en los Estados Unidos, el elitismo y racismo por parte de los autóctonos hacia todo aquello que no sea inglés (nos da igual africano, iraní, chino, español, francés o polaco) consigue que todos estos grupúsculos se reúnan en torno a sí mismos creando círculos cerrados que rara vez interactúan entre ellos.
Pero España no tiene nada que ver con todo esto. Es el nuestro un país donde la multiculturalidad jamás ha existido ni tiene ninguna razón de ser. Ya históricamente unos pueblos daban paso a otros a través de guerras y batallas, y en el mejor de los casos se intentaba hacer convivir a judíos, musulmanes y cristianos y acababan todos cortándose el cuello unos a otros. Otro dato nos debería de alertar más, teniendo en cuenta que aquí se ha intentado meter con calzador una inmigración que ha acabado por ser invasiva, enchufando en diez años un porcentaje de inmigración superior al que en Francia necesitó cien años, por poner un ejemplo. Pero no es cualquier tipo de inmigración la que hemos sufrido, no. España es a día de hoy reconocida en el mundo entero por ser una cueva de sabandijas, donde se da cobijo a todo delincuente tarado, a la peor escoria a lo largo y ancho del planeta, cualquier mierda con patas, violador, asesino, ladrón o perturbado en general es bien acogido. Y para más cachondeo encima es recibido con más derechos que los propios españoles. Aberrante, inaudito y alucinante. ¿Qué coño busca el ejecutivo enfermizo del iluminado Zetaparo? ¿Votos? Lo dudo, teniendo en cuenta el fervor religioso de sudakas y el anticlericalismo nazisociata. Yo os digo lo que busca este hijo de puta, exterminarnos, y encima, pegados a la puta tele como imbéciles jugando con un lápiz, ni levantamos un puto dedo para evitarlo.