Todo iba bien hasta la segunda Voll Damm, aunque habría que recalcar que toda la mañana, tarde y parte de la noche el motor se había ido calentando a base de un tercio, otro tercio, otro tercio... no sé, así hasta 15 ó 20. Debían ser las dos, tres o cuatro de la madrugada, tres amigos charlando sobre Blancanieves y la Cenicienta, sí, motivo de cárcel a partir de ahora en este extraño país, pero es que somos así de irreverentes, rebeldes y machistas, por supuesto. Yo, sinceramente, no sé qué cojones pasó a partir de ahí. La siguiente escena mental que recuerdo es abrir un ojo y ver que aún no había amanecido, eso sí, medio tirado en el sofá con la cabeza colgando casi tocando el suelo y una mano metida dentro de una jarra de cerveza, ya decía yo que sentía un extraño escalofrío continuo. Entre tinieblas veo pasar al Tatus maldiciento y berreando un continuo e intenso "¡me cago en la puta, me cago en la puta!" Creo que apenas he dormido una hora, pero esta extraña excitación hace que me levante e indague sobre la actual situación vital de todos los allí presentes.
Me acerco a la habitación y veo las sábanas por el suelo, levanto la vista y me veo al Tatus al otro extremo de la habitación en pelota picada, de pie, impasible, y mirándome fijamente. "Me he meado en la cama como los niños pequeños", apenas masculla. Le indico dónde puede conseguir ropa porque su indecente aspecto de borracho perturbado con los genitales al aire me está empezando a dar arcadas. Coño, no me acuerdo de nada, menuda chuza con la Voll Damm de los cojones, creo que me voy a volver al sofá a intentar descansar, más que nada porque los fluidos que ahora mismo anidan en la cama no la hacen especialmente atractiva. Me tumbo en una posición algo más cómoda que en la que me he despertado e intento dormir un poco. Oigo ruidos raros, golpes, puertas. Vuelvo a abrir un ojo y me veo al Tatus pasando con una fregona mientras tose como un auténtico tuberculoso. Un flash viene a mi mente, ¿dónde coño está el carapera? Era el tercer integrante de la tertulia nocturna. Creo que en el otro sofá hay una figura humana, será él, no me preocupo más, duermo otra horita.
Ahora ya es de día, intento incorporarme y descubrir de una vez por todas qué cojones ha pasado desde la segunda Voll Damm hasta ahora. Me acerco a la habitación buscando al Tatus, no está, ni él ni el colchón. Tan sólo el somier lleno de vómitos y excrementos. ¿Pero qué coño ha hecho este tío? Tras una resacosa inspección por la casa encuentro las sábanas completamente meadas y vomitadas dentro de la lavadora. Joder, qué peste. Coño, el colchón está en el balcón, parece limpio, pero no voy a inspeccionarlo a fondo para evitar sorpresas. ¿Y el carapera? Pero qué cojones... En el sofá hay una fulana, ¿pero qué coño ha pasado aquí? ¿Dónde está el carapera, dónde está el Tatus? ¡La leche! El suelo del salón está minado de botellas y latas vacías. Una puta durmiendo en el sofá. Debe de ser un sueño, me voy a tumbar un rato más a ver si me despierto de él. Pero me da que no. Joder, ¡qué delirio! ¡QUÉ DELIRIO!