Peter Dubovsky: delantero zurdo con gran toque de balón, este eslovaco comenzó a jugar al fútbol en su ciudad natal, Bratislava,
donde pasó por los dos equipos de la ciudad. Muy precoz en su evolución, con 19 años ya era internacional checoslovaco, y dos años después el Real Madrid se fija en él como la gran promesa del fútbol europeo. Demasiado joven todavía, apenas disfruta de cinco partidos en el club blanco, que pierde la fe en él y tras solamente una temporada decide defenestrarlo y traspasarlo al Oviedo. Corría el año 1995. En cinco años Dubovsky consiguió meterse a la afición del club asturiano en el bolsillo y gracias a sus más que destacadas actuaciones se volvió a hablar continuamente de su fichaje por un grande de Europa. Cuando estaba en su mejor momento, en el verano de 2000, en unas vacaciones en Tailandia, cayó por una catarata y perdió la vida. El humor negro de la afición del eterno rival, la del Sporting, recuerda este hecho con un cántico que ya se ha hecho famoso en El Molinón, "Dubovsky campeón de natación". Fue internacional con Checoslovaquia y Eslovaquia, donde a día de hoy, igual que en Oviedo, continúa siendo ídolo de masas.Francisco Javier Urruticoechea: mítico portero de los setenta y ochenta que inició su carrera en
Genaro Celayeta: este lateral navarro se formó en las categorías inferiores de la Real
Sociedad, llegando al primer equipo en 1978, ya con 23 años, y consiguiendo un puesto fijo en la zaga de inmediato. Formó parte del mítico conjunto realista que ganó dos ligas consecutivas y aunque no tenía una técnica demasiado depurada, era uno de los más férreos defensores del equipo. Es así como en 1980 llegó a ser internacional y jugar con la selección española en seis ocasiones. Fijo durante muchos años, en 1985 perdió la titularidad en favor del joven Sagarzazu. Al año siguiente, y ya con 32 años, Celayeta se marcha al Sabadell, que buscaba refuerzos de lujo para mantener la categoría en Primera División. El primer año se consigue el objetivo, pero el segundo el Sabadell desciende y Celayeta, con poca motivación ya, decide retirarse. Tras el fútbol, monta una tienda de deportes en Irún junto a su compañero de defensa Górriz, de la cual se ocupa en los siguientes años. En 2000 la vida le da un duro golpe cuando pierde a su hijo Unai, también futbolista, en accidente de tráfico. Retirado prácticamente de cualquier actividad, Celayeta fallece en 2008 tras una larga enfermedad, siendo enterrado en su villa natal, Vera de Bidasoa.