jueves, 5 de febrero de 2009

Incapaces, inútiles e incompetentes

Son tres adjetivos que encajan a la perfección con esta mierda de desgobierno que nos está tocando sufrir por el capricho de unos cuantos millones de subnormales. Ya sé que para mejor definir a esta gentuza también podríamos usar la expresión "hijos de puta", pero el caso es que como es algo que va de forma innata con su propia personalidad, he decidido por esta vez dejarlo en un segundo plano. Y es que ciertamente, cada vez me doy más cuenta de que los simpatizantes y votantes del PSOE son auténticas malas personas, cabrones que disfrutan con el mal ajeno, con que la gente se muera de hambre, se quede en la puta calle y su familia se vaya a la mierda. Es bien cierto que muchos estudios se han realizado sobre la maldad, y que en todos ellos no se podía establecer esta virtud de ninguna otra manera más que de "relativa". Ya se sabe, lo que es malo para un sujeto, puede ser bueno para otro. Pues bien, esta pandilla de malparidos han conseguido demostrar que ellos son MALOS por naturaleza y de forma absoluta para todo aquel que tenga todavía cierto poder cognitivo en sus neuronas.

Pero vamos a lo que vamos, que me enciendo muy deprisa y me desvío a cosas que no tocan. Este desgobierno de chiflados mentales está desgobernando el país sin tener ni puta idea de hacer nada de nada. Es como si el típico niño de diez años se pusiera a jugar al clásico videojuego de simulación tipo "cree una civilización" o "gobierne una nación". Tal cual, jueguecitos donde los habitantes son números (en el mejor de los casos muñequitos), las muertes, el desempleo y demás desgracias son procentajes, y el jugador es una especie de minidios que marcando unas casillitas sobre diferentes capulladas puede hacer que haya más o menos muertos o al país le sucedan más o menos putadas. Normalmente en este tipo de juegos lo económico, que suele ser bastante complejo, aparece muy simplificado, así como otro tipo de tareas de extrema complejidad política que se omiten para hacer la cosa, por así decirlo, más jugable. Y en ello están estos hijos de mala madre, marcando casillitas populistas, que son las que dan votos y eternizan en el poder, importándoles una mierda dejarse en blanco casillas para fomentar el empleo o levantar la economía, y con el único objetivo de no llegar al game over porque en unas elecciones les han mandado para casa. Pero esto, malditos hijos de puta, resulta que no es un juego, y nosotros no somos números, cabrones de mierda, sino personas con boca, nariz, ojos, brazos y cojones.

Claro está que para jugar a este tipo de chorraditas no necesitamos a personajes excesivamente doctos en ninguna materia. Es así como España se puede convertir en el único país del mundo cuyo máximo desgobernante es un tipo cuya experiencia laboral es cero y cuyas experiencias políticas han ido de animalada en animalada, largado por la puerta de atrás de todos los puestecillos que ha tenido hasta el momento y recreando sus mejores jugadas en su actual poltrona. Es así, también, como este loco iluminado se ha rodeado de gentes con un nivel intelectual y cerebral por debajo de la media y en algunos casos al filo de la subnormalidad, no hay más que ver la cara de Desatinos. De esta manera nos encontramos con tipos que ni han finalizado el bachiller como Montilla, otros que han dejado sus estudios superiores a las primeras de cambio como el Piolín Blanco e incluso esperpentos cuya infancia quedó claramente marcada por el hecho de no haber podido acudir nunca a una escuela, como una subministra que yo me sé. Y que no me diga nadie que esa pajarraca tiene algún tipo de estudios, porque entonces es para colgar por los huevos al profesor en cuestión. Claro que, igual el tal profesor se ha dedicado en sus ratos libres a escribir el manual de Mierducación. Si es que al final todo cuadra.
 
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