viernes, 20 de febrero de 2009

Los italianos sí que tienen cojones

En el post de hoy vamos a comentar los sucesos acaecidos en los últimos días en la italiana isla de Lampedusa y sus consecuencias, tanto a nivel nacional como en el resto de países de la Unión Europea. Los hechos, sobre todo a nosotros los españoles, nos resultan más que familiares, sobre todo en ciertas zonas del país. La isla de Lampedusa, a medio camino entre África y la península italiana, es un auténtico nucleo receptor de pateras e inmigración ilegal provenientes del continente negro. Es de obligado razonamiento pensar que la ínsula en cuestión ha sido poblada con gran cantidad de centros para albergar a toda esta plaga de indocumentados que se agolpa día tras día en sus costas. Es de sobra sabido que la actitud que el Gobierno italiano ha decidido tomar hacia esta inmigración invasiva que recibe es la lógica, frenar lo más posible esta aberración que asola Europa y especialmente afecta a los países del Mediterráneo por su proximidad con África. Con todo esto, nos encontramos con que Italia trata la inmigración ilegal como debe de ser, como un problema muy serio y al que hay que hacer frente con todos los medios posibles.

Pero parece ser que esto a los negritos salvajes todavía por civilizar no les parece nada bien. Son recogidos medio moribundos en las playas, se les dan mantas, un techo, comida, calor, pero evidentemente no tienen cabida en un país que no es el suyo y deben ser deportados, devueltos a su país. Pues no contentos con todo lo que se les da POR LA CARA, directamente deciden amotinarse, incendiar varios centros de acogida y salir a hacer el cafre por la calle porque por lo visto "es su cultura". Y aquí nos encontramos con lo acontecido en Lampedusa, donde, cual virulento motín carcelario, los morenos la emprendieron a golpes con todo lo que pillaron por medio, agentes sociales y fuerzas de orden público incluídos, se dedicaron a prender fuego a todo lo que pudieron y crearon un altercado tal que jamás se había visto en esta pequeña isla algo similar. ¿Y qué cojones hizo el ejecutivo del país ante eso? Pues reaccionar, como no podía ser de otra manera. Enviaron más cuerpos policiales a la zona y entraron con todo para detener a esta gentuza, porrazos, pelotazos de goma y golpes de toda índole. Lo que hay que hacer cuando uno se enfrenta a DELINCUENTES.

Las reacciones a lo largo y ancho de la Unión Europea ante dicho problema y la forma que tuvo el Gobierno italiano de solventar el asunto no se han hecho esperar. Muchos son los países que han apoyado este tipo de actuación ante un problema tan grave como es el descontrol de la inmigración ilegal y los problemas de delincuencia, inseguridad y desorden que están causando en nuestras sociedades, bastante más civilizadas que la de toda esta basura que pretende invadirnos. Bien cierto es que otro gran número de naciones han decidido inhibirse a la hora de expresar una opinión y han tratado el tema con la mayor de las indiferencias (tengamos en cuenta que en muchos países europeos hay tasas no demasiado elevadas de inmigración). Y por supuesto, tenía que aparecer la nota discordante, el único país que ha criticado abiertamente e incluso con saña la intervención más que justificada de la policía italiana, el intento de controlar a un puñado de salvajes invasivos y la política anti-ilegales del gobierno de Berlusconi. ¡Bingo! No había que pensar mucho, ¿verdad? España, con su jodido ejecutivo de locos perturbados al frente, no sólo se opone a esta actuación policial, sino que también critica con extrema dureza la política de control de inmigración de Italia, la tacha de "xenófoba" (como les gusta llenarse la boca con ciertas palabritas) y pone el ¿modelo? español como ejemplo. Es que... ¡MANDA HUEVOS!
 
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