Fascistas: sin ninguna duda esta es su palabreja preferida. Si analizamos el vocablo en profundidad, nos daremos cuenta de que los fascistas dejaron de existir después de la Segunda Guerra Mundial, y es que esta expresión se utilizaba para definir al régimen de Benito Mussolini en la Italia de la época. En todo caso podríamos hacer una anacrónica comparación diciendo que alguien tiene "actitudes fascistas", pero en ningún caso podrá ser fascista a no ser que coja una máquina de tiempo y viaje hasta los años 40. Y si alguien tiene actitud fascista o "facha" como a los progres les encanta calificar a todo el que no piensa como ellos, son ellos mismos, que no toleran la diversidad de pensamiento y se meten de forma feroz e implacable con todo aquel que no sigue sus enfermizos y pertubados designios.
Xenófobos: o racistas, algo que aplican a cualquiera que no esté de parte de su chiflada idea de la alianza de mierdalizaciones, sean de la misma raza o no, simplemente en plan despectivo. Y el caso es que aquí racistas no hay, lo único que pasa es que hay personas que están hasta los cojones de que la inmigración que llega a España sea en su inmensa mayoría delictiva, como refleja un porcentaje aportado por los cuerpos de seguridad donde se indica que el 70% de los inmigrantes delinquen. No es, por tanto, de racismo de lo que estamos hablando, sino de autodefensa. Y es que no vamos a dejar que un puñado de salvajes de mierda maten, violen y roben y nos tengamos que cruzar de brazos y, para más inri, darles más beneficios y ayudas que a los propios españoles.
Homófobos: voy a recordar lo que un viejo amigo me dijo hace tiempo, cuando señaló que le encantaba que hubieran maricas porque así los heterosexuales saldríamos a más mujeres. Y no le faltaba razón. No estamos en contra de que esta gente haga lo que quiera con su cuerpo, que se enculen, se metan palos o cactus de virulentas espinas. Si así es como gozan, adelante, no hay nada como el placer para liberar tensiones y complejos. Eso sí, lo que no aguantamos ni toleramos es que se nos intente inculcar la homosexualidad por la fuerza, que se nos obligue a ser sodomitas porque es guay y es la moda, que a chavales de doce años se les lave el cerebro cuando aún apenas tienen capacidad de decisión porque mola mucho ser mariquita. Estamos hasta los cojones de que un marica te meta mano en una discoteca y si le metes una hostia te diga que eres un homófobo y no respetas sus derechos. Y más hasta los huevos estamos de progretas reprimidos que ni son maricas ni nada parecido y no hacen más que hablar de homosexualidad cuando la única polla que han visto es la suya cuando se hacen pajas.
Machistas: bueno, ésta es la que más de moda está. Ya directamente con que no dejes que una mujer haga lo que le parezca, sea lo que sea, eres un machista. Pero espera, que es que ahora lo que más mola son las falsas denuncias por malos tratos, que según el ministerio en cuestión (hasta para entalegar a los "machistas" han hecho un ministerio, sí, sí) no existen, puesto que todas las denuncias contra un hombre son de verdad y merecen lo peor, la muerte, el exterminio. El caso es que de lo que estamos hasta las santas pelotas, pero de verdad, es de la puta discriminación positiva a la que hemos llegado en este país, donde muchos puestos de trabajo directamente ya no son aptos para hombres, donde se conceden ventajas laborales, según dice el propio imbécil monclovita sin ningún de tipo de rubor, simplemente por denunciar malos tratos. Y estamos hasta el mismísimo forro de los cojones del comecocos en que se han convertido los noticiarios de este país con la mierda de la "violencia machista", que no son más que noticias de inmigrantes degollando a sus parejas porque son putos salvajes. Ya está bien, progres de mierda, nos tenéis más que hartos de vuestras putas sandeces mientras seguís matando de hambre a la gente.