Y Rajoy ha metido más aún el dedo en la llaga, subrayando el carácter despótico y dictatorial de este inútil integral que a día de hoy nos desgobierna. Incapaz de escuchar a nadie que tenga alrededor y encerrado en su burbuja de locura perpetua, pasando de ciudadanos, demás fuerzas políticas, compañeros de partido y seguro que hasta de su propia familia Monster. Y para reconfirmar más todavía esta postura, hoy nos aparece el ex-ministro de economía Solchaga repartiendo más mierda por doquier, criticando la política económica del lunático y como guinda recalcando ese tono presidencialista, despótico y tirano del imbécil ZP. Como dice Solchaga, este gilipollas se rodea de inútiles que le rían las gracias y no pongan impedimento a sus continuas chaladuras porque son incluso más tontos y catetos que él mismo. Trata a sus ministros como a títeres, extensiones de su iluminada y perturbada mente de salvador universal. Y efectivamente, como subraya el ex-ministro, nadie entiende que Solbes, una de las pocas mentes con algo de luz dentro de ese desastre desgubernamental, no se marchara mucho antes viendo cuál era el carácter de semejante egocéntrico hijo de la gran puta.
Nadie con dos dedos de frente en España quiere ya ver ni por asomo al malparido de Zetaparo. Solamente imbéciles, retrasados mentales (pero con un gran retraso), caraduras, malas personas y sinvergüenzas de la peor calaña siguen defendiendo a semejante esperpento humano. Y para redondear la mierda en la que se ha convertido este país en los últimos tiempos, hoy nos llega la sentencia final del caso Palomino, otra vergüenza nacional, manipulada hasta la saciedad por los medios de incomunicación que asolan nuestro territorio de norte a sur y de este a oeste. Veintitantos años de cárcel a un tipo que se defendió de la agresión de treinta delincuentes que querían lincharle. La mala suerte quiso que el ex-militar acusado se cargara a uno de sus agresores, y también la mala suerte (o más bien mala baba de algunos hijos de puta) hizo que alguien se inventara la chaladura mental de que este hombre era un neonazi o algo parecido. Y como aquí, en esta mierda de país todas las ideologías políticas no tienen el mismo trato, ya que la democracia está absolutamente PODRIDA, pues a ejemplarizar con el pobre hombre. Si hubiera sido un etarra, no pasaba nada, diez mesecitos de talego aislado y con todos los lujos y a la calle a seguir poniendo petardos. España huele a mierda.