viernes, 23 de octubre de 2009

Suicidios colectivos

La gente ya no está hasta los cojones, está hasta más allá incluso de eso. Mi viejo amigo Jorge dice estar desmotivado, nada le ilusiona, ve un país a la deriva, sin principios, con delincuencia a la vuelta de cada esquina, inmigrantes maleantes deambulando arriba y abajo a plena luz del día mientras un puñado de progres idiotizados nos reiteran que esa basura viene aquí a trabajar. Trabajar robando, suponemos. Donde hace años había riqueza, ganas, esfuerzo, ahora no ve más que pulgas, miseria, hambre, desolación. Su propia vida está vacía, no puede invertir, desarrollarse como persona, llevar a cabo proyectos, nada, los nazisociatas le han quitado a base de fascismo y totalitarismo restrictivo todas las ilusiones que tenía en la vida. Ahora deambula como un cadáver pensando a cada minuto en el suicidio. Y no es el único, cuando se cruza por la calle con otros conocidos ve las mismas caras, desesperación, resignación, mientras una gran parte del populacho aún no ha llegado a esos mismos extremos simplemente por manipulación e idiotización. Jorge se despide de nuestra conversación telefónica con un "ya hablaremos mañana si estoy vivo" que cada vez escucho más, y es que estos hijos de puta nazis zetaparistas nos están vilmente asesinando y conduciendo a la muerte.

Fede, otro viejo amigo, está aún peor si cabe. Ya no sólo está desempleado, viviendo de sus ahorros que cada vez son más míseros e ínfimos, sino que día sí y día también le llegan nuevas multas, nuevas sanciones, dinero que se queda el facineroso Estado de forma injustificada en la mayoría de los casos para entregárselo a negros, amerindios, delincuentes y vividores hijos de mala madre que se ríen de los españoles en su propia cara. A primera hora de la mañana llamó a su progenitor para decirle "me voy a suicidar" y acto seguido comenzó una vorágine de autodestrucción a base de drogas y alcohol para no ver nunca más esta mierda de nueva España que nos está destrozando a todos para divertimento de Zetaparos, Piolines Blancos, vicebichos y demás escoria nazisociata, votantes y simpatizantes incluídos, que nos han destrozado la vida, nos han quitado todo lo que teníamos, y aún encima, en su infinita maldad congénita, se ríen a carcajada limpia de su hazaña. Mis dos amigos van a tener razón, para asistir a los espectáculos que nos toca ver a diario en este país y observar cómo esos hijos de puta nos joden hasta llevarnos a puntos límite, lo mejor es volarse la tapa de los sesos y descansar de una jodida vez.

Ayer, en medio de su autodestrucción guiada, me encontré a Fede. El problema es que él ya ha llegado a un punto en que su desesperación le puede llevar a hacer cualquier cosa, todo le da absolutamente lo mismo. Yo estoy en el mismo punto, con el agravante de un cociente intelectual demasiado elevado, lo cual me hace maquinar, y eso no es bueno, sobre todo para los nazisociatas, blanco de todas mis iras. Me habéis jodido la vida entera, qué queréis, ahora no pidáis misericordia, os voy a joder yo a vosotros. Varias ideas cruzan por nuestras mentes, hacer una organización de "desesperados" a causa de la incompetencia y maldad nazisociata que se acerque hasta Moncloa y cometa un suicidio colectivo en la misma puerta. Eso sí, llevándonos por delante a todo el que nos intente detener o se cruce en nuestro camino. Aunque especialmente me atrae la idea de distribuirnos por toda España, cada uno a una sede del PSOE, y envueltos en artefactos explosivos a modo de terroristas suicidas, accionar los petarditos cuando las diferentes piaras de cerdos estén allí adorando a su dios iluminado Zetaparo. Ya lo dije hace tiempo, todos los que han votado a estos hijos de puta tendrán que rendir cuentas, y vaya si lo van a hacer, eternamente.
 
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