Ya sabéis de mi afición por las pelis de serie Z, deshechos filmográficos sobre todo de los años 80 y 90 que en algún momento de mi existencia me dejaron huella o bien por la poca calidad del producto o bien por alguna escena memorable. Pero a pesar de lo malas que son, cualquiera de estas pelis pasaría por encima de absolutamente todos los bodrios almodovarescos y demás subproductos del manipulado y politizado cine progreta español. Bueno, el caso es que ayer le tocó el turno a "Noche De Paz, Noche De Muerte", producción ochentera semi-gore en la que un niño ve cómo Santa Claus raja el cuello a sus padres después de haber escuchado una aterradora historia sobre el entrañable personaje por parte de su perturbado abuelo. El chaval crece con una mente bastante desequilibrada y con 18 años decide que es el momento de salir a la calle en plena Nochebuena vestido de Santa a cargarse peña hacha en mano mientras lanza su grito de guerra, "¡castigar!". Mítica es la escena en la que le rebana la cabeza a un tipo que baja en trineo por la ladera de una montaña. Al llegar abajo sólo se ve un trineo con un cuerpo decapitado y la chola dando botecitos rodando montaña abajo.
En fin, todo un peliculón. Mira que eso de "castigar" se me quedó grabado en la mente la primera vez que vi la cinta, cuando tenía unos 15 ó 16 años. Una palabra muy apropiada para utilizar hacia el desgobierno del bobo solemne, tan impune que se cree con todo el jodido mal que está haciendo el muy hijo de puta. Enviaba yo a Moncloa al Santa Claus macabro este hacha en mano a ver cómo "castigaba" al ZoPenco de los cojones. Esta mañana escuchaba por la radio que en la última semana la imagen del ejecutivo se había deteriorado muy profundamente. Joder, ¿sólo en la última semana? Manda huevos. ¿Qué pasa que de pronto Harry Potter ha agitado su varita mágica y la adormilada ciudadanía se ha dado cuenta de repente de que no tienen ni un mísero chusco de pan que echarse a la boca? Pues para mí a este desgobierno de hijos de puta no se le ha deteriorado nada en la última semana, más que nada porque ya están bastante deteriorados de por sí desde el puto día que vinieron al mundo. En fin, mucho pseudo-deterioro y gilipolleces varias pero de aquí a dos años cinco millones de hijos de puta (o más) que seguirán apoyando a estos sinvergüenzas desalmados y más Zetamierda para rato. Menos mal que para entonces ya me habré muerto de una cogorza de anís.