martes, 23 de febrero de 2010

Quiero irme de una puta vez

Sé que llevo unos cuantos días sin escribir nada, y lo cierto es que mi producción blogística parece que va a ir cayendo en progresión geométrica, pero la cruda realidad es que la salud cada día me abandona más y me cuesta bastante realizar cualquier sencilla tarea cotidiana. Me he tirado unos cuantos días en que no sabía si me iba o me quedaba, el otro barrio cada día me abre más las puertas y, en definitiva, siento que ya me ha llegado la hora y cada minuto que pasa sin que deje definitivamente de respirar es como un "regalo macabro" que no sé muy bien de dónde viene. Que nadie se sorprenda ni sienta pena, aunque esto último es precisamente lo que menos sienten los auténticos responsables de mi muerte. Y digo bien que no puede haber sorpresa porque es lo que acontece en esta actual España del desastre y la locura más absoluta, donde por culpa de un puñado de chiflados lunáticos malvados se han perdido ya totalmente los papeles y cada vez son más las personas y familias que sufren, sufren y siguen sufriendo hasta llegar incluso al extremo de perder toda su vida.

Todos los días me entero de nuevos casos, veo personas que se adentran en un pozo sin fondo similar al que me retiene sin compasión. El destrozo socio-laboral del que tanto goza el puto PSOE de los cojones les alcanza y algunos, más de los que creemos, no llegan ni a aguantar todas las embestidas que les da este despropósito desgubernamental y directamente deciden quitarse la vida volándose la sesera, tirándose por el balcón o haciendo cualquier burrada en mitad de una locura suicida teledirigida. Veo gente en paro, con ingresos mensuales de 0 euros, acosados por las deudas, por la vida, por un país que se regodea y se cachondea de sus ciudadanos ofreciendo los precios más caros de todo el planeta por productos y derechos básicos y fundamentales. Veo también hombres con sus vidas completamente destrozadas y las mentes más para allá que para acá por la locura perturbada maligna, obsesiva y cargada de odio del asqueroso feminazismo, el cáncer de los últimos años en este país sin juicio. Gente inocente que por no hacer nada de nada y simplemente por la maldad congénita de un puñado de hijas de puta y borregos anormales acaba con su vida por el retrete para la risa y el regodeo de quien busca el disfrute y el orgasmo enfermizos con la muerte de sus semejantes.

Un país en tensión, con odio latente, con una delincuencia e inseguridad ciudadana fuera de toda lógica, con riesgo a ser golpeado hasta la muerte por simples ideales políticos o ideologías que no concuerdan con las taraduras de un régimen de sinvergüenzas y chalados. La idiotez suprema de pitar, vejar e insultar al propio himno de la nación y a todo aquello que suene a "español". Odio, sí, una vez más, y no me cansaré de repetirlo, odio que un ejecutivo lunático ha inculcado en la mente de millones de españoles porque su incapacidad, inutilidad e ineptitud les impiden conservar la poltrona si no es con esta manipulación destructiva, con la verborrea del insulto, con las agresiones, la violencia de unos memos que se declaran pacifistas para luego liarse a tiros con quien no piensa como ellos. No sé si existirá la Justicia Divina, supongo que en breves fechas lo comprobaré, veré qué cojones hay al otro lado y me da en las narices que, haya lo que haya, me quedaré una buena temporada por allí. Lo siento, no me apetece seguir con este sufrimiento, esta vejación, este insulto constante, esta forma de joder y destrozar vidas y luego reírse de ello. No quiero más PSOE, no quiero más nazisociatas, no quiero más Zetaparos, no quiero más feminazis, no quiero más jodevidas. Que se acabe ya este puto sufrimiento.
 
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