jueves, 18 de septiembre de 2008

Adiós a Rick Wright

Quisiera dedicar el post de hoy a un gran músico que nos dejó hace tan sólo tres días. Rick Wright, eterno teclista de Pink Floyd (una de mis bandas preferidas), moría el 15 de septiembre en su residencia londinense después de un corto período de lucha contra el cáncer. A pesar de ser posiblemente el miembro menos conocido del grupo, suyas son algunas composiciones míticas que todos hemos oído más de una vez como Shine On You Crazy Diamond, Echoes o Wearing The Inside Out, entre otras muchas. Su gran pasión por el jazz y por la innovación con sintetizadores tuvieron mucho que ver en el clásico sonido Floyd, que hizo de este grupo uno de los más importantes de todos los tiempos.

Wright nació en Londres en 1943 y fue en 1964 cuando se unió a sus compañeros de estudios Nick Mason y Roger Waters para fundar el embrión de lo que luego llegaría a ser Pink Floyd. La trayectoria del grupo siempre se vio salpicada por las continuas idas y venidas de sus principales líderes, sumidos en una brutal lucha de egos que a la vez sacaba lo mejor de ellos en el plano musical. El primer gran cerebro pensante del grupo, Syd Barrett, apenas tuvo tiempo de mostrarse en los dos primeros álbumes, para entrar luego en una espiral de drogas y alcohol que le obligó a dejar el grupo, la música y prácticamente la vida (murió en 2006 después de casi cuarenta años de colocón cósmico). Durante los años setenta, época dorada de Pink Floyd, el propio Wright sufrió las consecuencias de estos enfrentamientos al enzarzarse en constantes discusiones con el bajista Roger Waters y finalmente optó por abandonar el grupo en 1980 durante la grabación del mítico The Wall.

Tan sólo un año después, Waters trasladó sus iras al guitarrista David Gilmour, el cual llevó el tema hasta los tribunales para, en un decisión judicial más que discutible, conseguir la expulsión del propio Waters del grupo y hacerse con las riendas tanto legales como musicales de la banda. Sin el bajista fundador, Wright encontró el camino libre para volver al grupo de forma oficial, y es que a pesar de su marcha, siguió participando en las grabaciones y las giras durante toda esta época como músico contratado. Sin embargo, a partir de aquí, la producción del grupo bajó de forma muy importante, grabando solamente dos álbumes de estudio en más de veinte años. En julio de 2005 se produjo la tan deseada reunión con todos los miembros del grupo (salvo Barrett, que seguía su particular viaje cósmico iniciado casi cuarenta años atrás), tocando cuatro canciones para el megaconcierto Live 8 en Londres. En los últimos años, dando muestras de una reconciliación casi increíble, todos los miembros del grupo hablaban de la posibilidad de nuevas grabaciones de estudio y la consiguiente gira. Y es en medio de todos estos rumores y comentarios cuando acontece la fatal noticia de la muerte de Wright.

Fuera del grupo, Rick Wright apenas tuvo trascendencia pública, de hecho siempre fue el más discreto y tímido de los miembros de Pink Floyd. Grabó tres discos en solitario con escasa trascendencia, aunque el último de ellos, Broken China (1996), es posiblemente la mejor obra de un miembro de la banda en solitario. Estuvo casado tres veces y curiosamente una de sus hijas es compañera sentimental de Guy Pratt, bajista que participó como invitado en Pink Floyd durante los años de ausencia de Waters. El hecho de que llevara su vida familiar en la más completa intimidad, especialmente en los últimos años, es una de las razones de que apenas se tengan detalles de la enfermedad que finalmente acabó con su vida. Lo que está claro es que hemos perdido a uno de los mejores y más imaginativos teclistas de todos los tiempos.
 
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