viernes, 26 de septiembre de 2008

Esbirros del régimen: Mercedes Milá

Mucha gente aún se pregunta si esta pájara es realmente una mujer, un híbrido de humano con alguna raza alienígena extraña o simplemente un asqueroso adefesio que tira espumarajos por la boca. En cualquier caso nos enfrentamos a un auténtico caso de periodista perturbada rastrera, tendenciosa y manipuladora hasta la médula. Cuando en una tertulia periodística de hace unos años la sacaron de sus casillas ante su fanatismo político enfermizo en favor de los nazisociatas radicales, acabó por mostrar su verdadera cara con una frase que la describe a la perfección: "lo que yo pienso y digo siempre está bien y punto". Yo me atrevería a añadir que para ella los que no piensan como ella son directamente unos fascistas, neonazis y vete a saber qué más. Es uno de los más hermosos ejemplos del pseudo-periodismo totalitarista y dictatorial al que nos enfrentamos como consecuencia del actual desgobierno y todos sus putos secuaces.

No estaría de más saber que esta ultramegaprogre anticapital ostenta el título de Condesa de Montseny, sí, por cortesía de su padre, del cual heredó su estandarte, esta ramera enfermiza pertenece a la nobleza, aunque es algo que prefiere ocultar, no vaya a ser que la tilden de "fascista represora", cosa que por otra parte demuestra ser cada día con su actitud egocéntrica y desconsiderada hacia los demás. Aunque eso de "ramera" no es muy apropiado para ella, porque en realidad su rol dentro del sórdido mundillo de la prostitución era el de madame. ¿Acaso no sabíais que la megafeministaultraprogreguay regía un burdel en su Barcelona natal? Y suponemos que su hermanito Lorenzo el lameculos debía de ser uno de los clientes más habituales. Ahora es cuando me gustaría preguntarle a Merceditas si ella también está a favor de la nueva campaña gubernamental para intentar eliminar la prostitución en España. Hay que ver cómo cambia la gente, eh majos. O quizá es todo cuestión de hipocresía pura y dura, con estos tarados mentales nunca se sabe.

La verdad es que he comentado poco sobre su historial televisivo, pero a decir verdad, como todos los programas por los que ha pasado han resultado ser una soberana mierda demostrando que sus únicos méritos dentro del periodismo han sido la radicalidad extrema al servicio de aquellos que la han ido colocando de puesto en puesto al igual que unos bornes penetran en una red eléctrica, pues es algo que no tiene demasiada importancia. Y cuando ya sus últimas chaladuras en la pequeña pantalla se convertían en fracasos permanentes, en el año 2000 decide realizar "un profundo análisis sobre el comportamiento humano". Con estas palabras, esta chiflada se refería a la telebasura más importante que ha pasado por la televisión de este país, el Gran Marrano, uno de los puntos fundamentales del lavado de cerebro, el adormilamiento y el agilipollamiento del pueblo español a través de la caja tonta.

Aún así, de vez en cuando, tiene que sacar a pasear al bulldog rabioso que lleva dentro y es entonces cuando se enfrasca en la más absoluta de las locuras presentando sus extraños reportajes sobre neonazis, valetudo, adolescentes, prostitución y demás temas que ella siempre pueda manipular a su antojo. Aquí nos encontramos con escenas como una entrevista en que ella estaba en un estudio y el encapuchado de turno en un sórdido garaje, con el agravante de que la tipa pretendía hacernos creer que estaban cara a cara. Aunque la escena que más caló en mi recuerdo fue ver a la pava encolerizada gritando "¡ahora van a ver hasta qué punto llega el nazismo entre nuestros jóvenes!" Acto seguido se veía a un chaval que hacía sonar la sintonía que llevaba en su móvil, el himno de España. Es una pena, porque yo me esperaba una marcha militar hitleriana, pero claro, ese tipo de música sólo lo escuchan en su casa los auténticos nazis de hoy en día, como Mercedes Milá.
 
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