lunes, 8 de diciembre de 2008

Destrozando historias de amor

Se conocieron en algún lugar de su ciudad un frío 10 de enero, aunque no sería hasta una semana después cuando decidieron juntar sus destinos de forma un poco más seria. En un principio él no estaba por la labor de iniciar una nueva relación, mantenía las distancias y no quería sino pasar buenos ratos en buena compañía. Ella no tenía muy claro lo que quería, pero el caso es que la facilidad con que él lo hacía todo y su inexperiencia en este terreno, le hicieron navegar por un sentimiento muy cercano al amor. A pesar de las dudas y de alguna que otra separación forzosa por motivos de trabajo, en unos meses ella había caído rendida a sus pies. Y el caso es que, incluso con esa resistencia que él quería ofrecer a estos sentimientos tan explícitos, no pudo evitar que ella se convirtiera en la persona de la que más profundamente se había enamorado en apenas un año.

Y en medio de un amor casi perfecto pudieron vivir durante unos cuantos años, algo casi increíble e inaudito en los tiempos que corren. Pero los círculos de amistades y de personas que uno conoce siempre son cambiantes. Ella comenzó a madurar en su vida y con ello aparecieron nuevas personas, nuevos conocidos, nuevos amigos. Gente no siempre todo lo deseable que uno quisiera, con ideas radicales, estúpidas y malévolas. Personas que no pudiendo hallar la felicidad por sí mismas a causa de su tozudez mental y su inoperancia sentimental, deciden que es mejor destrozar las vidas de otros por pura envidia y maldad. Es así como, gracias en parte a la permisividad y confianza de él, ella comienza a rodearse de este tipo de basura humana. Es de esta manera como comienza un lavado de cerebro paciente pero efectivo, inculcando unas ideas completamente impropias de la maravillosa persona que hasta ese día ella había sido. Es así como un día, y sin ninguna explicación previa, ella desaparece de la vida de él no dejando forma humana de ser localizada.

Él está desolado, al borde del suicidio, completamente hundido. Ha sucumbido en las redes de un amor eterno para de golpe y porrazo quedarse en la nada. Para él ya nunca la vida será igual, está absolutamente destrozado. Por si la tortura y crueldad fueran ya pocas, ella ha cambiado su número, ha desaparecido de la faz de la tierra, se ha ido y ha decidido destruir todo aquello que con tanto amor y cariño se había creado. Durante el año siguiente la vida de él se convierte en un infierno y es que en estos casos, por alguna extraña razón del destino, resulta que las desgracias parecen venir siempre en lotes de a diez. Todo se le enturbia, los problemas se amontonan uno encima de otro y parecen caer directamente sobre su pecho. Pero lo más grave de todo es que ella no está a su lado, cuando más necesitaría de su apoyo, comprensión, compañía y ayuda, ella ha desaparecido sin ninguna razón aparente y sin ninguna causa por la que luchar para poder recuperarla.

Un buen día alguien le dice que la ha visto. Su mente comienza a funcionar, él sólo vive para el reencuentro, esperando el día en que pueda volver a estar con ella. Es su único deseo en lo que le queda de existencia. Tras varios días centrado en la tarea específica de saber dónde está ella y qué hace, consigue averiguar dónde está su nuevo puesto de trabajo. Se acerca hasta el lugar a obtener algo de información, una explicación sobre aquel repentino abandono, quizá ella no esté, pero posiblemente alguien le pueda decir algo sobre la única persona que le importa en este mundo. Muy amablemente le atiende una persona con una pinta que le hace desconfiar bastante, es uno de los jefes, pero su aspecto no le gusta. Es el típico progre, lleva una rebeca roñosa en plan alternativo, un bolso en plan marica y cómo no, las gafitas de pasta de colorines. Pese a todo se sienta con él y, haciendo pasar su identidad por la de otra persona, pregunta por su amada. Pronto se da cuenta que se ha metido en un nido de maricones y feministas radicales, toda la gente que ve en esta oficina es de esta índole.

El jefeprogre le habla sobre ella. Dice que era una chica con las ideas muy poco claras, pero que gracias a algunos otros trabajadores de la empresa ahora sabe muy bien cómo comportarse y a quién votar. A él nunca le ha interesado la política así que intenta eludir el tema con el jefeprogre, pero el tipo insiste y de pronto saca la perorata del PSOE, incluso da por hecho que él también vota a esa gente. Sin embargo lo más gordo aún está por venir. Y es cuando, bajando la voz y hablando en un tono de más confianza, parece que quiere sacar los trapos sucios de ella. El jefeprogre le dice que con esta chica hay que tener mucha comprensión porque, claro, ha sufrido malos tratos por parte de su ex-pareja. Es más, comenta que no hay que dar muchos detalles de ella porque el ex es un tarado peligroso que la persigue para matarla y ella prefiere vivir oculta y lo más discretamente posible. Alucinante. Desmoralizador. Hasta qué punto llega la vileza de la gente, que le lavan el cerebro a ella para apartarla de él y después lanzan este tipo de bulos aberrantes para justificarlo todo. Después de lo acontecido él, más triste que nunca, camina con rumbo a ninguna parte. Aunque una cosa tiene clara a partir de hoy. Jamás votará a gente tan mezquina como el PSOE.
 
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