Durante los seis años de dictadura de este hijo de puta se han construído autovías por las que no circula ni Dios, carreteras que van paralelas a otras ya existentes sin aportar ninguna ventaja, o nudos, desvíos, infraestructuras y desmadres en los que no se aclara ni el conductor más experimentado e inteligente de todo el planeta. Mientras toda esta chaladura nos costaba a los españoles millones y millones de euros, algunos proyectos de extrema utilidad, como la eterna promesa de una autovía por la Galicia cantábrica, finalizar la autovía de la Ruta de la Plata o unir Valencia y Barcelona con una autovía gratuita, se aplazan indefinidamente, quedan en el tintero o directamente se tiran a la basura. Y para redondear el desastre, en un momento dado el intitulado del Piolín Blanco asoma sus putrefactas narices por el subministerio de Fomento. La última de este tipo, blindar todas las autovías a lo largo y ancho de España con los famosos quitamiedos que ya han provocado las mil y una protestas de los motoristas puesto que son un auténtico peligro para su integridad física. Pero a este mequetrefe qué más le da matar motoristas, total, estos nazisociatas hijos de perra ya llegaron a la poltrona asesinando a casi doscientas personas.
He estado fuera unos cuantos días, recorriendo gran parte de España, de aquí todas estas reflexiones, todos estos horrores y los innumerables comentarios recogidos allá dónde he estado sobre la mezquindad y miseria humana de este desgobierno de hijos de puta. Eso sí, que nadie se alerte, no he pasado de 120. Ieeeeh, Zetacabrón, métete las multas por el culo, que a mí no me tocan esta vez. No, multas no, pero el casi estamparme varias veces contra los famosos quitamiedos del Piolín Blanco por quedarme sopas de lo aburrido que iba a esa velocidad, sí que ha sido un problema. En fin, más idioteces de un desgobierno de auténticos hijos de puta comebolas nazis jodevidas. Apenas hace un par de horas entraba de vuelta en mi ciudad, edificios flanqueándome a ambos lados de una amplia avenida, primer semáforo, frenazos, gente conduciendo como la mierda o simplemente asqueada de un país y unas vidas que se van a tomar por culo. Miro hacia la acera y veo a un negro corriendo con un bolso en la mano mientras varios transeúntes gritan pidiendo auxilio. Muy representativo. Pues eso, bienvenido de vuelta a la ciudad, bienvenido a la muerte, que cada día ya está más cerca.