sábado, 27 de marzo de 2010

Revelaciones judiciales de género

Aproximadamente el 90% de las denuncias presentadas en un juzgado por malos tratos son falsas. Así de contundente me lo exponía una persona dedicada a la judicadura en una población del levante español. Persona y población que van a permanecer en el más absoluto anonimato a causa de las directrices que se imponen desde el subministerio desigual (vaya, para esto sirve, pues no es tan inútil como a simple vista parecía) para que el porcentaje de hombres condenados sea bastante más elevado que el de culpables. Por lo visto la mayoría de los casos se caen por sí solos a simple vista mientras que otros, más elaborados por la pseudo-víctima o el abogado hijo de mala madre, llegan casi hasta sus últimas consecuencias, y algunos sin el casi. A este aberrante punto ha llegado la psicosis y el lavado de cerebro con el temita de los cojones en este país otrora llamado España y ahora vaya usted a saber cómo. En esta situación estamos gracias a la continua verborrea feminista desgubernamental con el único objetivo de proporcionar inmerecidos ventajismos a mujeres por el mero hecho de denunciar, sea esta denuncia fundada o no. Y ojo con que algún profesional de la judicatura levante la voz, que se le expedienta y se le deja sin empleo y sueldo de por vida.

Según me cuenta esta persona a la que hacía anteriormente referencia, muy cercana a mí y de la que poco o nada voy a dudar, también los cuerpos de seguridad reciben directrices al respecto desde el subministerio trifásico, acudiendo a domicilios en que se producen reyertas o escándalos y deteniendo sí o sí a hombres sin hacer ni una sola pregunta. Para sacar una confesión sobre algo que no se ha hecho hay múltiples técnicas, afortunadamente parece que lo del porrazo limpio está ya bastante en desuso aunque visto lo visto no nos extrañaría que en alguna comisaría algún madero se tomara demasiado al pie de la letra las instrucciones de la subministra hija de puta. Instrucciones que se basan en sacar una confesión de malos tratos mediante presión psicológica, incomunicando al detenido (que sigue estando entre rejas sin haber hecho nada), negándole algunos derechos fundamentales, acosándole con preguntas vejatorias y, en caso de no obtener resultados, pasando a la siguiente fase. Fase que consiste en hacerle un vil chantaje, o se confiesa culpable y acepta la orden de alejamiento que se le impone por, repito, no haber hecho nada, o directamente se le lleva a juicio bajo la amenaza de estar un par de años a la sombra. Y así, aunque el hombre en cuestión no acabe en el talego, ya ha confesado y ya podemos engordar un poquito más las manipuladas cifras.

Las televisiones y los desinformativos nos inundan con la paranoia de género, todos los días nos amenizan con unos cuantos casos, parece que hasta estén más informados que los propios tribunales, y va a resultar que en realidad así es. Y es que muchos funcionarios judiciales son instigados (sobornados diría yo puesto que incluso hay dinero de por medio) a que en cuanto reciban un caso de esta índole se lo trasladen inmediatamente al medio de comunicación más cercano. Para el jodido subministerio de desigualdad enfermiza es esto más importante que el hecho de que el trabajador de un juzgado tenga al día sus papeles y desempeñe las funciones que tiene encomendadas por ley y convenio. ¿Que los retrasos judiciales son eternos? Pues sí, oigan, pero a quién coño le importa, si aquí lo más importante es mediatizar la falsa violencia de género (masculino, eso sí). De igual manera muchos otros delitos y juicios son silenciados, comenzando evidentemente por la violencia hembrista y continuando por cosas tan agradables como violaciones o asesinatos cometidos por inmigrantes. Y mientras tanto el populacho a seguir dejando que la caja tonta les manipule y lave el cerebro por el designio divino de un desgobierno lunático que más rápida que lentamente va acabando con todos nosotros.
 
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