martes, 9 de marzo de 2010

Toros y antitaurinos

Empezaré diciendo que no soy en absoluto aficionado al mundo taurino, ni me gusta ni lo entiendo. Incluso recuerdo que cuando era todavía muy niño creía que el objetivo del espectáculo era que el toro se llevase por delante al torero y que la gente no disfrutaba si no acontecía este evento durante la corrida en cuestión. Vamos, que no tengo ni pajolera idea ni de toros ni de toreros y supongo que jamás se me ocurrirá gastarme un duro para entrar a una plaza a ver este espectáculo. Dicho esto, y como ya supondréis, ahora toca que me falta a base de bien contra los imbéciles antitaurinos. Que no me gusten los toros no quiere decir que vaya a quemar pasado mañana una plaza ni a colgar de una soga a ningún torero. Oigan, libertad, el que quiera ir que vaya, como los que prefieren el fútbol, un concierto de rock o el sumo. Y ya está, a santo de qué puta mierda tienen que venir cuatro niñatos con los cerebros lavados por ideas violentas y otros tantos politicuchos perturbados a decir que hay que prohibir las corridas de toros. ¿Tan de liberales van y tan fascistoides y tiranos son? La ley del embudo, ¿no, majos? Lo ancho para ellos y lo estrecho para los demás. Eso en mi pueblo se llama ser un HIJO DE LA GRANDÍSIMA PUTA. Y punto.

La tauromaquia es denominada fiesta nacional de España. Ahora queremos ir contra nuestras propias costumbres y tradiciones. Algunos enarbolan la bandera del sufrimiento animal. Supongo que estos mismos serán vegetarianos compulsivos, ¿no? O quizá es que no saben lo que se hace a vacas, pollos, patos, ovejas, conejos, cerdos y demás bichos antes de llegar a nuestros mercados. Eso sí es sufrimiento y no lo que acontece en una plaza de toros. Sin ser demasiado entendido en el tema, insisto, tengo entendido que la vida de un toro de lidia es posiblemente la mejor vidorra que un animal se pueda pegar dentro de este planeta absolutamente dominado por el ser humano. Estos toros son cuidados hasta el último extremo, dándoles la mejor alimentación y condición vital para rendir al máximo cuando llegan a la plaza. Para un ganadero es una deshonra un toro que fracasa en la plaza y ya se preocupan de que lleguen en las mejores condiciones posibles. Podríamos hacer una comparación con los gladiadores de la antigua Roma, que eran cuidados como auténticos reyes para luego ofrecer el mejor espectáculo posible en su combate a muerte para disfrute del pueblo. Hombre, yo para disfrute del pueblo colgaría por las pelotas a Zetaparo, pero bueno, ésa es otra historia.

Los antitaurinos, menudos personajes. Mucho niñato de papá que si sufrimiento animal y tal y cual y luego a jalarse sus buenos filetes y su paté de foie. Enteraos, enteraos cómo se obtiene el paté que tanto os gusta, payasos. Algunos incluso ni hablan del maltrato al toro, simplemente utilizan la fiesta nacional como una excusa para ir contra algo, para volcar contenedores, prender fuego a lo que sea o llamar "facha" al primero que se le cruce. La imbecilidad extrema. El lavado de cerebro en muchos casos, una vez más partiendo de centros educativos, universidades y demás lugares de refugio para psoístas perturbados y neonazisociatas agilipollados. Más estudiar y menos hacer el gilipuertas y joder vidas por simple capricho, imbéciles de los cojones. También llama la atención que estos que tanto se preocupan porque no se mate a un toro, no duden en poner dianas a seres humanos o amenazar de muerte al que no piensa como ellos. Por no hablar ya de su posición con respecto a la "dignidad" de poder matar niños dentro del útero de su madre. No sé, sinceramente, creo que un personaje que antepone la vida de un toro a la de un ser humano está jodidamente mal de la pelota. Aunque mira, ahora que lo digo, preferiría cargarme a unos cuantos de estos hijos de puta antes que a un pobre toro.
 
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