miércoles, 9 de julio de 2008

En otro planeta

Estos hijos de puta del desgobierno ya están con el mismo caminito con el que iniciaron la tormentosa legislatura anterior, que nos ha llevado a donde estamos, a una crisis brutal que está dejando a gran parte de la población sin ni tan siquiera un techo bajo el que cobijarse. ¿Y cómo se puede hacer eso, cómo se puede ser tan hijo de puta? Pues viviendo en otro planeta y pasando olímpicamente de los temas que afectan y preocupan a la sociedad española, y metiéndose de lleno en fregados que nos la resbalan y que sólo importan a cuatro chalados mentales para ver si alentando a ciertos grupúsculos sociales ultra-radicales, se pueden sumar más y más votos y así eternizarse en el poder como lo que hasta ahora han demostrado que son, unos asquerosos dictadores fascistas.

Ya me hice eco en el blog de las palabras del Piolín Blanco justo antes del lamentable congreso del partido nazi, donde el tipo, con más cara dura y estupidez mórbida que nunca, lanzaba a los cuatro vientos que se iban a ocupar de los temas que más preocupaban a los españoles a día de hoy, es decir, la eutanasia, el aborto (o interrupción voluntaria del embarazo, como dicen ellos) o la laicidad. Desde luego hay que ser malnacido. ¿A mí qué coño me importa ver un crucifijo o una media luna si no puedo comer? Oiga, que mi prioridad es poder ir al supermercado más cercano a comprar comida, no pensar si al abuelo chocheante me lo tengo que cargar con una inyección letal. Lo único que consiguen con esto es acentuar un problema económico que no quieren coger por los cuernos (vamos, es que ni reconocerlo), cada vez más parados, más muertos de hambre, más embargos de propiedades, más gente en la calle, y mientras tanto a insultar a la Iglesia y a quemar símbolos religiosos. De verdad que estos tíos son unos putos enfermos mentales.

Pero no nos equivoquemos, su estrategia es bien clara, al igual que hicieron en la legislatura pasada, en lugar de buscar consensos claros en asuntos de Estado como en estos momentos es solucionar la violentísima crisis, es más divertido radicalizarse y enfrentar a la sociedad del país con estas chorradas. Luego dicen que son tolerantes, tienen talante y que son los demás los que crispan, pero esta gentuza lo único que busca es que les canten las cuarenta bien cantadas para luego acusar a los demás por no seguirles la corriente en sus burradas esquizofrénicas. Y para un tema de interés que tocan, que es el problema de la inmigración, lo hacen para soltar la imbecilidad suprema de pedir el voto para los inmigrantes residentes. Oiga, ¿y qué le parece si primero resuelve la puta saturación invasiva de inmigrantes y la delictividad de estos sectores sociales? Ah, coño, es que esto igual tiene un cierto "tufo xenófobo", ¿verdad? O sea, todo lo que sea defender a los ciudadanos autóctonos es "xenófobo". Pues sinceramente, prefiero oler a xenofobia en vez de a mierda podrida, que es a lo que huelen los cerebros de los secuaces del führer monclovita.

Por cierto, que todas estas medidas no venían en el programa con el que ganaron las elecciones. ¿Acaso se hace un programa para ganar las elecciones y otro para desgobernar? MENTIROSOS. El caso es que con esta forma de alejarse de la realidad y de los problemas cotidianos que nos afectan a los ciudadanos de a pie, lo que al final consiguen es que nos radicalicemos todos. A mí me la trae floja la ley de la eutanasia, la del aborto, la puta laicidad o que los maricones se casen, se den por el culo o caguen diarrea. Claro que, si en lugar de legislar las cosas importantes del país, tenemos un desgobierno que se dedica a hacer el chorra con estas mamonadas, es entonces cuando me voy a poner en contra de todo esto. ¿Y por qué? Pues muy fácil, porque no hay derecho a que se dé preferencia a estas estupideces paranoicas que a la vida digna de las personas. Así que ya os pueden dar por el culo a los maricas, a los anticlericales y a la puta madre que parió a todos los progretas esquizofrénicos con el cerebro podrido y rebozado en mierda por las manos del puto Zapatero. Cada día dais más asco, malparidos.
 
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