lunes, 2 de marzo de 2009

Galicia despierta de su pesadilla

Los gallegos han dicho basta. Hartos hasta la saciedad de la locura perturbada del autoproclamado heredero al trono suevo Anxo Quintana, engañados por la bajada de pantalones del chorizo Touriño frente a los nacionalistas radicales, viendo como Galicia se llenaba de terroristas y gentes violentas, hasta los cojones de la imposición lingüística y en pleno declive económico, mis estimados paisanos han ido en masa a las urnas (la participación más alta de la historia) a enviar a comer mierda durante al menos cuatro años a toda esta pandilla de tarados que les han llevado por el camino de la amargura. Por fin podremos los exiliados regresar a nuestra tierra sin que se nos señale con el dedo por no utilizar el idioma único impuesto por la dictadura del terror, por fin podremos pasear tranquilamente por las calles de Santiago, Ferrol o Coruña sin tener que mirar hacia atrás para ver si un navajero nos raja de arriba abajo en nombre de la "Resistencia Galega", por fin podrán muchos educadores suspendidos de empleo y sueldo por no comulgar con la locura idiomática volver a sus puestos y enseñar a los niños los valores democráticos y de igualdad que estos hijos de puta nos habían robado amparados en una alianza electoral más que aberrante.

El electorado nazisociata no tiene solución, pero esto ya ni nos sorprende ni nos sorprenderá. Ya hemos escrito mucho sobre la maldad congénita de todos estos palmeros hijos de mala madre. Después de los escándalos de despilfarro y malversación de fondos públicos del ladrón Touriño, un pajarraco sin principios que no dudó en pactar con un partido proterrorista para hacerse con la poltrona, el voto nazisociata ha sido fiel, no le ha retirado ni un ápice de su confianza. Esta gente es imbécil, les dan por el culo y les gusta, y aún encima piden más, no vamos a sacar nada positivo de semejantes engendros. Pero quien realmente se ha visto castigado es el camillero loco, el heredero real suevo, el futuro residente de pabellón psiquiátrico Anxo Quintana. Un tipo que engañó a muchos de sus votantes al grito de la unidad "do pobo galego" y en el cual se confió pensando que el BNG sería un partido nacionalista preocupado por los intereses de los ciudadanos de estas tierras. Al poco de llegar al poder ya lanzó su largamente recordado "para conseguir la independecia de Galicia utilizaremos cualquier medio que sea necesario", y poco después rechazó condenar los atentados de la nueva banda terrorista Resistencia Galega al tiempo que comparaba su situación con la del País Vasco y ETA.

El PP no ha hecho una buena campaña, Feijóo no es ni de lejos el mejor candidato posible, pero los gallegos ya estaban hasta los cojones. La fuga de votos del BNG, curiosamente, ha ido a parar directamente a los populares, y es que eran muchos los habitantes de zonas rurales que votaron hace cuatro años al nacionalismo pensando en volver a los primeros tiempos de Manuel Fraga en la Xunta. Se equivocaron, al tiempo que rechazaban el choriceo más que evidente del PSOE, así que su única opción era ya la de Núñez Feijóo. Otra de las claves ha estado en Orense, donde la participación se ha disparado. Es curiosamente esta provincia la que menos apoyo ha prestado al BNG históricamente, quizá porque no haya universidad, y es que a nadie se le escapa que el gran filón de votos de esta gentuza sale de las manipuladas aulas, donde catedráticos sin escrúpulos inculcan el terrorismo y el radicalismo a sus alumnos. Ahora se abre un nuevo ciclo, con unos populares renovados tras la marcha del "abuelo", el tiempo dirá si Núñez Feijóo es tan válido como han propuesto sus votantes. Lo que está claro es que, por muy mal que lo haga, siempre es mejor tener como presidente de la Xunta a un demócrata que a un chorizo o a un terrorista. Ayer Galicia despertó de su mal sueño, ¿para cuándo el resto de España?
 
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