A lo mejor se piensa el puto cabrón de Carrillo que como es amigo del lunático ZP y le chupa el culo al desgobierno nazisociata, puede salir indemne de todo esto. Tampoco nos sorprendería mucho, la verdad, con una justicia absolutamente manipulada desde el poder ejecutivo, que podría tener la repugnante desfachatez de saltarse esta ley de la transición a la torera y condenar selectivamente sólo a los a ellos les parezca conveniente. Es que a estas alturas ya no nos sorprende nada. Los muertos de la guerra llevan setenta años enterrados y descansando en paz, con una ciudadanía avanzada, mirando al futuro, al nuevo milenio, y de pronto nos llega el enfermizo tarado mental que anida en la Moncloa a dar por culo con la memoria histérica, a volver a enfrentar bandos como si quisiéramos volver a una contienda civil y a meter mierda y más mierda por puro placer, disfrute y regodeo de un cerebro completamente enfermo y perturbado. Y lleva camino de conseguir su propósito, una nueva guerra en España.
Por si faltaba algo dentro de todo este cóctel de despropósitos anacrónicos, el criminal Carrillo toma los micrófonos (vergüenza tenía que dar a los medios que se lo permiten, dejar a semejante asesino expresarse en público) y aprovecha para insultar al Rey, al Ejército y a la Iglesia. Es evidente que a estas alturas ya nadie va a salir en defensa del clero, satanizado (curiosa palabra) y denostado hasta extremos vergonzantes. ¿Pero qué tiene que decir la Monarquía ante este ataque por parte de semejante cabestro hijo de puta? ¿Acaso ha olvidado Carrillo que el propio don Juan Carlos medió para que él pudiera volver a España y eludir a la justicia? ¿Y qué pasa con el Ejército, va a permitir una agresión verbal de tal calibre por parte de un sinvergüenza de tal magnitud? Aunque teniendo a la señorita Pepis de subministra, ya todo es posible, igual hasta hacen general a Carrillo. Pues no te vas a escapar, abuelaco genocida, si hay por ahí quien quiere condenar a Franco, muerto hace treinta años, tú, por mucha edad que tengas, aún estás vivo y en perfectas condiciones para pasar lo que te resta de tu mísera existencia en el más asqueroso de los calabozos de este país.