lunes, 6 de octubre de 2008

Huelga general en Bélgica

¡Qué envidia! De verdad que leer cierto tipo de noticias que ocurren en otros países provocan una sensación de envidia sana que es muy difícil de describir. Hoy nos pasa con Bélgica. Resulta que los belgas sí que han tenido cojones de hacer lo que aquí vengo pidiendo que suceda desde hace bastante tiempo y con bastante más motivo que en otros muchos lugares. Huelga general, pero a troche y moche y sin ningún tipo de excepción. El motivo, simple, real y evidente, la caída del poder adquisitivo. Y si nadie quiere ponerle freno y nadie se lo toma demasiado en serio, pues ahí está la fuerza de los ciudadanos, se paran en seco, se encierran en sus casas y provocan el colapso de una sociedad que, lo quiera o no, de quien depende para salir adelante es de las personas. Eso es tener huevos y poner las cosas en su sitio, eso es lo que en España no pasará nunca.

Y no pasará en primer lugar porque aquí es imposible que los que han convocado esta huelga en Bélgica muevan un solo dedo en España. Los sindicatos, sí, los que se supone deben defender al trabajador, que aquí se dedican a chupar el culo, hacer la pelota y dar palmaditas en la espalda a los hijos de mala madre del desgobierno por muchas barbaridades y atrocidades que cometan. Es más, parece que cuanto más espectaculares son las burradas que cometen y cuanto más joden al trabajador, más cachondos se ponen los dirigentes sindicales, anormales palmeros con mierda en las neuronas, chupópteros indecentes que se aprovechan del miserable trabajador para llenarse los bolsillos al son de un pseudo-izquierdismo patatero consistente en robar más que el de al lado. Los sindicatos en España son, a día de hoy, una soberana mierda.

Más envidia todavía me provoca el ver cómo desde los medios de comunicación se secunda la huelga de forma ejemplar. Incluso en los días precedentes se alentaba a los huelguistas, se publicitaba el evento y se pedía el paro general. Cosa harto complicada en España teniendo en cuenta la pleitesía que nuestros manipulados medios rinden al ejecutivo absolutista que les da y les quita privilegios como si de una dictadura bananera estuviéramos hablando. Y qué decir de los ciudadanos, de la patética división partidista de un país que se va al garete por los cuatro costados y donde parece más importante seguir hablando de estatutos, memorias histéricas y sandeces de toda índole. Seguro que al que intentara hacer una huelga contra este ejecutivo de nazis totalitaristas que nos ha tocado en gracia, aún tendrían algunos la desfachatez de tildarle de "fascista". Cómo les gusta la palabreja a estos dictadores anacrónicos nazisociatas.

Y lo más lamentable de todo es que en Bélgica, a pesar de sus problemas con el coste de la vida y zarandajas de diversa índole, no se ha llegado ni por asomo a la aberración socio-económica que estamos sufriendo desde hace ya un largo tiempo en España. Allí todavía la gente tiene empleo, el escaso número de parados tiene derecho a cobrar su subsidio, los autóctonos no son devorados (y no es una metáfora) por los foráneos, los ciudadanos aún tienen casas en vez de puentes y cualquier persona tiene derecho a comer. Sin embargo en Bélgica se hacen paros generales y en un país donde toda esta problemática sí que existe no pasa nada, hay Gran Marrano, manipulación televisiva, adormilamiento de las masas, y tan contentos, a rebuznar como ganado camino del matadero. Es lo que pasa cuando se pone a un loco iluminado en el poder, y lo que nos queda.
 
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