En fin, que cuando ya en la primera escena nos vemos a un abuelo con una túnica subido en una zodiac pirulando por el mar, nos empezamos a temer lo peor. No va a recoger fardos de droga que vienen del moro, no, qué va, en realidad va a despertar a unos ninjas zombis que salen de debajo del agua, y para eso le corta el cuello al "marinero" que conduce la zodiac, pero eso sí, cuando se enfoca de cerca el plano del gaznate rebanado nos fijamos en que es una pelota de balonmano rellena de algún líquido de color indefinido que pronto se esparce por doquier. Ya tenemos todos los ingredientes para la aberración a la que vamos a asistir durante la próxima hora (menos mal que no dura mucho más), abuelo loco, ninjas y reiteradas e incansables tomas de Torremolinos, raro es que el ayuntamiento no colaborara con pasta en la peli (igual sabían lo que había). Por cierto que también son dignas de mención las escenas submarinas, rodadas en el interior de una pecera o quizá a través del cristal de la misma.
Para resumir, la historieta cuenta que el abuelo loco de la túnica quiere resucitar a una especie de monstruo marino que casualmente habitaba por la zona de la costa de Torremolinos, mitad cangrejo, mitad pulpo (éste sí que es digno de ver cuando sale) y que por supuesto una vez revivido se dedica a correr (sí, sí, tiene piernas) por toda la ciudad degollando y rebentando a los tranquilos ciudadanos. Para conseguir invocar la presencia del bichejo en cuestión, el abuelo chiflado necesita a cinco chicas que acaben de perder la virginidad en los últimos días. Sí, sí, habéis leído bien, nada de vírgenes, que sería lo típico, recién folladitas que molan más. Claro, excusa perfecta para que salgan unas cuantas escenas de magreo, folleteo (tranquilos que no se ve nada) y tías despechugadas. Y ahí entran en juego los ninjas recién salidos del mar, que tienen que ir por todo Torremolinos buscando a las guarrillas en cuestión y de paso cortando cabezas y pegando hostias de karate a todo dios viviente.
Escenas memorables hay unas cuantas, como las cortadas de cabeza con muñecos de trapo (se ven hasta los trapos) y mucho tomate, una pelea de artes marciales con un puñado de orientales que salen en ese momento de un restaurante chino (sin venir a cuento, por supuesto, pero como son amarillos...), un moro que vagabundea por la playa al cual meten en la peli solamente para que haya un personaje más, escenas de adoctrinamiento karateka a lo Karate Kid pero en cutre, o la inquietante presencia del bicho ese mitad cangrejo mitad pulpo (con un ojo de tela que parece el emblema de la RAF) que encajaría perfectamente en un programa de esos de cachondeo de cámara oculta. No olvidemos, por supuesto, mencionar a los buenos de la peli, los que combaten el mal cuando ya todo parece perdido, los surfistas católicos, tipos con tablas de surf (ni una escena surfeando, pero queda bonito) que tienen que mantener su virginidad a toda costa por designio divino. Y claro, la novia de uno de ellos, una negra que son las únicas tetas que aparecen en toda la peli, acaba desesperada follándose a un borracho en los servicios de un bar.
Ya sé que con todo lo que os he contado sobre la peli se os han quitado las ganas hasta de comer, pero siempre está bien ver este tipo de aberraciones cinematográficas, especialmente encantará a todos esos lectores cinéfilos chalados que suelen pasar por este blog de vez en cuando. Pues si queréis algo sorprendente, tomad, tomad, eso sí, luego no os quejéis si no podéis llegar hasta el final de la cinta porque os han entrado ganas de vomitar u os habéis quedado roncando frente a semejante tostón. Mi recomendación es que la veáis en compañía y a ser posible con unas cervecitas o unos cubatitas cerca, más que nada porque por lo menos pasaréis un rato bastante ameno a base de continuas carcajadas. Podéis descargarla vía Emule, es bastante fácil de encontrar y tiene bastantes fuentes (manda huevos). Y por último agradecer al creador de esta taradura mental el que me hiciera pasar un rato de semejante descojono mientras veía la peli. En esta oscura y desagradable época zapateriana nunca viene mal desconectar un poco de la triste realidad.